Este blog es el principio de algo que empieza como continuación de una inquietud que tengo desde cría... Básicamente lo utilizo como terapia ocupacional, para no dejar que a mis neuronas les de por flotar a favor de la corriente y se me escapen definitivamente... Humor con amor o viceversa. No se me ocurre combinación mejor para retenerlas.
miércoles, 24 de julio de 2013
SIN TÍTULO
Hoy no voy a titular porque hay veces, la mayoría, que se me hace difícil poner etiquetas a lo que siento.
Porque lo que siento no lo pienso hasta después de sentirlo. Porque el sentimiento no se ve, no se escribe, no se palpa...sólo se transmite en ondas expansivas que si no aprendemos a controlar,pueden hacer tanto bien como mal...
No podemos pasar de ellos, aunque sí arrinconarlos en un oscuro pasillo intransitado de ésos que se cuentan a miles en nuestro inexplorado cerebro.
Pero tienen la extraña facultad de no desaparecer, por mucho que los apartemos...es más...Creo que crecen en el olvido.
Y...si no van a desaparecer, ¿para qué taparlos?, ¿para qué hacer como que no están?.
El sentimiento forma parte del espíritu y como tal, es de materia etérea. Ésa que traspasa la piel y hasta las entrañas si hace falta, pero siempre sale a flote.Tarde o temprano.
El corazón y la cabeza,la cabeza y el corazón.No entiendo porqué nos los venden siempre en eterna pelea cuando en realidad, hacen un gran equipo.
Sólamente es cuestión de tratar al corazón con cabeza,y a la cabeza con corazón. O eso creo.
Supongo que si nos pasamos la vida en esa pelea absurda,nunca seremos capaces de ver más allá...
Y por eso mandan los que mandan...
Y por eso estamos como estamos...
Estamos hechos de sentimiento y éste, es el que nos impulsa a escoger los caminos de la vida por los cuales después andaremos como en la cuerda floja...
Porqué no lo dejamos mandar, para ver qué pasa?
Porque visto lo visto, no tenemos nada más que perder...bueno si ,...la dignidad...
Voto por el sentimiento, la única elección que nos une a todos y que podría con el "divide y vencerás", que es el pan nuestro de cada día.
Lo siento, debo irme. Pero no temáis, porque juro que no volveré a pasar hambre. (Por lo menos hasta que haga la digestión) .
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