El gato que está triste y azul, (y enamorao perdido) no me deja dormir
... muauuuuuu, mauauuu... y en esta tribulación me encuentro cuando se me ocurren esos
negocios imposibles de las tres de la mañana : gatas inchables forradas
de terciopelo y organdí, que no sé qué es exactamente, pero queda de lo
más chic. Si tuviera una ahora mismo se la tiraba por la ventana. A su
vez él también tiraríasela, y todos contentos a soñar con ángeles
insexibles pero guapos y volátiles. También puedo hacer yo de gata y
contestarle en su propio idioma que ya estoy comprometida, a ver si así
... voy a probar.
Joé con el minino ... dice que no es celoso y que no le importa mi compromiso. Qué descarao ... A que me tiro?
Qué mala es la soledad (no elegida).
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