Tocó
suavemente mi hombro. Le estaba dando la espalda, pero noté
perfectamente su aliento reposado resbalando en cascada por mi cuello .
Esa sería la última vez, así que procuré dejar la mente en blanco, me
volví y lo besé lento y dulce. Era la primera y la última. Sabía que
nadie hubiera entendido nuestro amor tan transgresor como único ... Nos
miramos a los ojos profundamente, dí la vuelta, y comencé a caminar sin
mirar atrás ... Desde que salí de aquel, nunca más he vuelto a trabajar
en un zoo.
Este blog es el principio de algo que empieza como continuación de una inquietud que tengo desde cría... Básicamente lo utilizo como terapia ocupacional, para no dejar que a mis neuronas les de por flotar a favor de la corriente y se me escapen definitivamente... Humor con amor o viceversa. No se me ocurre combinación mejor para retenerlas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Briloso y cascabelero.
ResponderEliminarGracias, ... creo. Y tú de quién eres?
ResponderEliminar