Querida hermana. Espero que al recibo de la presente sigas bien, y que los señores de la casa donde trabajas te traten como te mereces. Respecto al hijo del amo, procura que no te encuentre a solas. Dice madre que los hombres son así, que no saben aguantarse. Ella sigue algo delicada. Le cuesta respirar, pero se hace sus infusiones y dice que de galenos nada, que son unos sacacuartos. Ya sabes como es.
Recibimos carta de las Américas. Miguel y Antonio están bien. Trabajan como pastores, y esperan poder venir en unos pocos años. También notificarte, hermana, que tengo un pretendiente desde hace unos meses.
La verdad es que no sé cómo decirte esto... La cuestión es que Manuel y yo hemos cometido pecado carnal. Te juro que yo no quería, pero me engatusó con una merienda en el campo, bebí un poco de moscatel y ... bueno, la cuestión es que he quedado preñada y tenemos que casarnos. Más vale que no están aquí nuestros hermanos...
Ya sé que tú eres la mayor y que era a mí a quien correspondía cuidar de madre. Pero Manolo es extremeño y quiere que vivamos en su pueblo que, según dice, está en la provincia de Badajoz.
Siento mucho que tengas que volver de forma tan precipitada; pero la boda, como comprenderás, no admite demora.
Sé lo mucho que soñabas con vivir en la ciudad y abrir tu pequeño negocio... Pero la vida viene como viene y a veces, como ahora, no se puede hacer nada.
Bueno hermana, tengo que dejarte ya que madre me está llamando. Esperando que recibas la noticia de la mejor manera posible, se despide de ti tu hermana que te quiere.
Carmela.
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