Hoy tengo ganas de gritar al viento,
de exigir a los dioses,
de reclamar mi sitio, de preservar mi integridad,
mi intimidad y mi identidad como mujer,
madre, persona.
Hoy le pido el libro de reclamaciones a la vida,
aún a sabiendas de que de nada sirven.
Quiero mi espacio, quiero mi sitio.
Quiero no tener que encontrarlos a base de codazos
de silencios, de palabras que dicen todo
y nada a la vez.
Quiero seguir aprendiendo, quiero desarrollarme.
Quiero que el papel de madre no sustituya
a todos los demás aspectos que llenan mi espíritu.
Quiero que cada quien asuma las responsabilidades
que le correspondan, sin hacer cargar a nadie con ellas.
Me rebelo ante la idea de que una esté en este mundo
para satisfacer las necesidades de los demás, únicamente.
Reivindico mi derecho a no depilarme, a soñar.
A querer superarme, a sentirme guapa tal como soy.
A no ser súper woman, súper mamá, ni súper nadie.
Sólo quiero ser yo.
Desaprender toda esa mierda que nos han metido a fuego
en las entrañas, y caminar ligera y libre.
Sin más maquillaje que el del sol y sin otro adorno
que una flor en el pelo.
Con el aura teñida del color que dejan los sueños
cuando se cumplen.
Con la alegría de una bandada de mariposas
que vuelan libres y en armonía.
Como el canto de ese águila que surca segura
el firmamento.
Como la cola abierta de un pavo real: espléndida y colorida.
Eso quiero.
Y no creo que sea tanto pedir.
de exigir a los dioses,
de reclamar mi sitio, de preservar mi integridad,
mi intimidad y mi identidad como mujer,
madre, persona.
Hoy le pido el libro de reclamaciones a la vida,
aún a sabiendas de que de nada sirven.
Quiero mi espacio, quiero mi sitio.
Quiero no tener que encontrarlos a base de codazos
de silencios, de palabras que dicen todo
y nada a la vez.
Quiero seguir aprendiendo, quiero desarrollarme.
Quiero que el papel de madre no sustituya
a todos los demás aspectos que llenan mi espíritu.
Quiero que cada quien asuma las responsabilidades
que le correspondan, sin hacer cargar a nadie con ellas.
Me rebelo ante la idea de que una esté en este mundo
para satisfacer las necesidades de los demás, únicamente.
Reivindico mi derecho a no depilarme, a soñar.
A querer superarme, a sentirme guapa tal como soy.
A no ser súper woman, súper mamá, ni súper nadie.
Sólo quiero ser yo.
Desaprender toda esa mierda que nos han metido a fuego
en las entrañas, y caminar ligera y libre.
Sin más maquillaje que el del sol y sin otro adorno
que una flor en el pelo.
Con el aura teñida del color que dejan los sueños
cuando se cumplen.
Con la alegría de una bandada de mariposas
que vuelan libres y en armonía.
Como el canto de ese águila que surca segura
el firmamento.
Como la cola abierta de un pavo real: espléndida y colorida.
Eso quiero.
Y no creo que sea tanto pedir.
madre, persona.
Hoy le pido el libro de reclamaciones a la vida,
aún a sabiendas de que de nada sirven.
Quiero mi espacio, quiero mi sitio.
Quiero no tener que encontrarlos a base de codazos
de silencios, de palabras que dicen todo
y nada a la vez.
Quiero seguir aprendiendo, quiero desarrollarme.
Quiero que el papel de madre no sustituya
a todos los demás aspectos que llenan mi espíritu.
Quiero que cada quien asuma las responsabilidades
que le correspondan, sin hacer cargar a nadie con ellas.
Me rebelo ante la idea de que una esté en este mundo
para satisfacer las necesidades de los demás, únicamente.
Reivindico mi derecho a no depilarme, a soñar.
A querer superarme, a sentirme guapa tal como soy.
A no ser súper woman, súper mamá, ni súper nadie.
Sólo quiero ser yo.
Desaprender toda esa mierda que nos han metido a fuego
en las entrañas, y caminar ligera y libre.
Sin más maquillaje que el del sol y sin otro adorno
que una flor en el pelo.
Con el aura teñida del color que dejan los sueños
cuando se cumplen.
Con la alegría de una bandada de mariposas
que vuelan libres y en armonía.
Como el canto de ese águila que surca segura
el firmamento.
Como la cola abierta de un pavo real: espléndida y colorida.
Eso quiero.
Y no creo que sea tanto pedir.
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