... Mientras tanto, esa pareja se besa bajo la lluvia, apasionadamente, en mitad una carretera que cruza la avenida.
Unos conductores paran y aplauden, otros tocan el claxon airados.
Al mismo tiempo, en otro lugar del mundo, nace un niño, entre los gritos de su madre, que justo en ese instante sabe ciertamente, que su vida nunca volverá a ser la misma.
A la vez, un camionero vuelve a casa después de un mes sin ver a su mujer y sus hijos, cuando se topa con un accidente de coche en el camino.
Hay un muerto sobre la carretera.
Mira las fotos de sus hijos
y sigue camino con el corazón en un puño.
Simultáneamente, un puñado de aborígenes luchan con lanzas y machetes contra las excavadoras de los invasores de su madre tierra, mientras en la plaza de San Pedro, todos aclaman al Papa.
Granjas escuela que quieren volver a los orígenes y orígenes que son destruidos para instaurar las escuelas de la desconexión y el desconocimiento.
Cada segundo un muerto, un vivo, un reencuentro, una despedida, una barbarie, solidaridad, avaricia, guerras y paces. Interiores y exteriores.
Amores y desamores.
A veces me pierdo.
Después me doy cuenta de qué es lo más importante, y procuro seguir, aunque sea semicontenta.
Por los que nunca pueden estarlo.
Ninguno elegimos dónde nacer. Por lo tanto, eso no debería ser garantía de nada...
La bandera blanca y la del amor, son las únicas que pueden unir a todo el mundo. Porque todos aspiramos a vivir en paz y "amornía".
No creo que haya excepción.
La cuestión es cómo enarbolarlas.
Supongo que haciendo corriente para nadar a contracorriente.
Unos conductores paran y aplauden, otros tocan el claxon airados.
Al mismo tiempo, en otro lugar del mundo, nace un niño, entre los gritos de su madre, que justo en ese instante sabe ciertamente, que su vida nunca volverá a ser la misma.
A la vez, un camionero vuelve a casa después de un mes sin ver a su mujer y sus hijos, cuando se topa con un accidente de coche en el camino.
Hay un muerto sobre la carretera.
Mira las fotos de sus hijos
y sigue camino con el corazón en un puño.
Simultáneamente, un puñado de aborígenes luchan con lanzas y machetes contra las excavadoras de los invasores de su madre tierra, mientras en la plaza de San Pedro, todos aclaman al Papa.
Granjas escuela que quieren volver a los orígenes y orígenes que son destruidos para instaurar las escuelas de la desconexión y el desconocimiento.
Cada segundo un muerto, un vivo, un reencuentro, una despedida, una barbarie, solidaridad, avaricia, guerras y paces. Interiores y exteriores.
Amores y desamores.
A veces me pierdo.
Después me doy cuenta de qué es lo más importante, y procuro seguir, aunque sea semicontenta.
Por los que nunca pueden estarlo.
Ninguno elegimos dónde nacer. Por lo tanto, eso no debería ser garantía de nada...
La bandera blanca y la del amor, son las únicas que pueden unir a todo el mundo. Porque todos aspiramos a vivir en paz y "amornía".
No creo que haya excepción.
La cuestión es cómo enarbolarlas.
Supongo que haciendo corriente para nadar a contracorriente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario