Paseando entre abismos
y vislumbrando horizontes de otoño
entre borrascosas cumbres,
he palpado la ignorancia,
la desidia y la ineptitud.
Escuchando poemas
me he dejado acunar por su música
hasta quedar dormida con piel de gallina.
Viendo la muerte próxima,
siempre rondando, acechando siempre.
Siendo sirena en golfos
y mares de nostalgia infinita.
Intentado hacer malabares con palabras
y tartas de manzana con relleno de plátano.
Contado cientos de cuentos
y tantas otras historias inventando,
he amado mucho y odiado poco o casi nada.
He conocido muchas personas
cuando era sólo oídos,
y conociéndome van otras gentes
cuando sólo letras soy.
Millones de mundos, cada una el suyo.
Millones de idiomas, aunque sea el mismo.
Disfrutando del salitre de la mar,
de horizontes infinitos pintados en ocre
de la música de ese arpa cuyas cuerdas
están hechas de lágrimas de nube,
de rama bailarina, de la voz de un ciervo en celo,
de aquellos patos que se van.
Del olor a hierba fresca de la mañana.
Y en eso parece que consiste este viaje loco...
Y en él me pierdo sin remedio
para luego volver a encontrarme ,
para perderme de nuevo, a continuación.
Menudo laberinto la vida esta…
preciosa locura, odiosa cordura.
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