Hay palabras amistosas, explicativas y odiosas.
Las hay descriptivas, incluso algunas son capaces de provocar un sentimiento con sólo mencionarlas.
Las palabras están de moda. Y en realidad tampoco hay que saber muchas para figurar. Con saber algunas provocadoras, basta para encender la mecha de otras que ,en respuesta, salen disparadas de vuelta como cohetes supersónicos.
Se cruzan, pero apenas se han saludado, cuando ya vienen otras empujando en ambos sentidos.
Hay palabras íntimas que van solas o en torrente.
Las que insinúan y las que hacen soñar, como fantasía.
Silenciosas, amenas, curiosas, históricas, tétricas, maléficas...
Todas me interesan, siempre que vayan rellenas de algo... porque así, a secas, casi siempre se las lleva el viento.
Pero hay una clase de ellas a las que no les gusta exponerse.
Viven encerradas en extraños y profundos recovecos del cerebro, donde rara vez ven la luz.
Son luminiscentes, como las criaturas que pueblan los fondos abismales del océano.
Y vagan sin rumbo, flotando a la deriva... Haciendo de la oscuridad, un espectáculo luminoso y lleno de vida.
Esas... Esas son las que más atraen mi atención.
Las palabras que no aparecen, pero siempre están.
Aunque nunca se digan ni se escriban.
Aunque ni siquiera se piensen.
Aunque todavía ni se hayan inventado...
Este blog es el principio de algo que empieza como continuación de una inquietud que tengo desde cría... Básicamente lo utilizo como terapia ocupacional, para no dejar que a mis neuronas les de por flotar a favor de la corriente y se me escapen definitivamente... Humor con amor o viceversa. No se me ocurre combinación mejor para retenerlas.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
CUESTIÓN DE PALABRAS
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