Este texto de hoy es un pequeño homenaje a todas esas personas especiales para las cuales sobrevivir cada día es una carrera de obstáculos, a menudo insalvables. También para todas sus familias y el amor incondicional que les dan.
¿QUIÉN SOY?
Que era diferente, lo supe desde niña.
Y me di cuenta exactamente el primer día de colegio, cuando la señorita me hizo una pregunta simple, que no fui capaz de contestar a tiempo.
¿Qué has hecho este verano?
... Pero para mi no era sólo la pregunta, sino todas las imágenes, sabores, olores y sentimientos de cada minuto de aquel eterno verano, añadidos a las miradas expectantes de cada uno de mis compañeros y la sensación de apremio que notaba en sus risas nerviosas.
Carlos Pérez me gritó subnormal delante de todos. La señorita le castigó, pero el mal ya estaba hecho.
No podía articular palabra, porque estaba desbordada y no tenía ni idea de por donde empezar. Entre otras cosas porque lo único que hacia en verano, era básicamente aburrirme como una ostra.
Y empezaron los psicólogos y las pastillas.
Era como vivir en una burbuja dentro de otra.
Hasta que perdí el interés por hablar y sobre todo por relacionarme con el mundo exterior.
Así que me fabriqué un universo interno donde se podía pensar antes de hablar y contestar, donde los ruidos eran ecos de aguas corriendo y pájaros cantores, donde nadie me presionaba ni esperaba nada de mí.
Dijeron que tenía autismo, una enfermedad muy poco investigada y poco más...
Me gusta balancearme cuando pienso, y siempre pienso en muchas cosas sin querer.
A veces la gente se enfada y grita, y también le dan a las bocinas de los coches cuando hay atascos. Hay sirenas y aspersores, motores, música chillona, y todos hablan a la vez , pero no se escuchan.
Todo el mundo va corriendo, y no tienen ni idea de que le estoy dando de comer a una hormiga una miguilla de pan en mi mano.
Solo me ven meciéndome desde lejos, mirando fijamente la palma.
Y piensan pobrecilla... Mis padres también lo piensan.. Y también qué pasará conmigo cuando ellos no estén... Como si supieran a ciencia cierta que no partiré yo antes que ellos. Y todo así...
Nunca le he dicho a nadie que puedo escuchar los pensamientos de la gente.
Me darían más pastillas, y estaría dentro de una burbuja más.
Siento su tristeza, siento como se pierden en sus sentimientos confusos, siento su ira y su rabia.
Siento su impotencia y su miedo. Y es entonces cuando también yo me confundo.
Me tratan como si no escuchara lo que dicen, como si dentro de mí sólo hubiera una persona defectuosa de la que únicamente hay que preocuparse.
También siento su preocupación, y eso me hace querer balancearme más rápido.
Porque cierro los ojos, y es como si volara y nada de eso pudiera alcanzarme.
A veces pienso que ellos son los que están realmente enfermos. Solo que son más, y por eso me parece todo al revés.
Pero tampoco se lo digo. Nunca podré decir lo que pienso, porque seguro será peor para mí.
Me gustaría que supieran que no estoy enferma, que simplemente el mundo va demasiado rápido para mí.
Que si realmente quieren ayudarme, no hagan tanto ruido.
Que escuchen más y hablen menos.
Que se paren a pensar y no riñan, que se conozcan como los conozco yo.
Y que se abracen.
Porque sé que cuando lo hacen conmigo y me llega su amor, a pesar de todo, la felicidad está conmigo.
Me gustaría que supieran que si callo, es porque escucho todo lo que ellos no se atreven a decir.
Y que si me balanceo, es simplemente porque a veces me gusta imaginar que puedo volar y salir por un rato de esta burbuja en la que viviré encerrada de por vida. Sólo por eso...
Gracias a la tecnología por ayudarme a salir un poco de ella, y darme la oportunidad de poder traducir en palabras estos pensamientos que a menudo se me enredan.
Y gracias también a los que me habéis leído porque sé que a partir de hoy, me veréis de otra manera.
Puede incluso que para alguien deje de ser invisible... Ojalá.
Gracias a todos.
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