Después de llevar largo tiempo dejándose llevar por la corriente , por fin se detuvo.
Y supo que aquel era el lugar donde debía plantar sus raíces.
Y tanto que las plantó...
En cuestión de siete años tenia colgadas a su alrededor novecientas treinta parejas de gemelas.
Redondicas, rojas, brillantes y totalmente listas para servir de postre en una bonita mesa de madera de cerezo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario