Soy portadora
de una llama
que lo mismo da a luz
que quema.
Encontradora incansable.
Fatigada de alzarla
con el puño en alto
para que no sucumba
ante naufragios ni tempestades.
Con el alma a la deriva
y el corazón
convertido en confeti.
No hay papel blanco
que valga,
Ni acorde ideal
que rasguear con la guitarra.
Solo un hilo de vida alegre
que busca curiosón
dónde abandonar su huella.
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