Es muy posible que lo que voy a comentar a continuación hiera
sensibilidades. Y no me extraña, porque incluso pensarlo hiere la mía.
Vengo reflexionando que todos estos depredadores sexuales son mentes
enfermas, aunque no inconscientes. Estaréis todos de acuerdo conmigo en
que a una persona en su sano juicio no se le ocurre atentar contra la
intimidad de otra de una forma tan brutal como indiscriminada.
Después de documentarme mucho sobre el tema de violadores y pederastas,
llego a la conclusión que las personas que tienen este " defecto" en la
personalidad no se curan de ninguna manera. Es un instinto depredador
que predomina por encima de todos los demás. No pueden evitarlo, dicen .
Y llegados a este punto, me pongo a pensar soluciones. Qué hacer con
toda esta gente que está diseñada para producir violencia sin fin.
Hace unos días vi un documental sobre la mayor leprosería de Europa. Era
como una pequeña cuidad cercada en mitad de ninguna parte, totalmente
rodeada de muros.
Los que entraban no volvían a salir.
Un
abuelo que todavía permanecía allí después de 60 años narraba primero su
tristeza por el abandono familiar y más tarde su adaptación a una vida
rodeado por sus iguales. Personas que no se asustaban al mirarlo y que
no lo consideraban para nada un deshecho social, que era como se
consideraba en aquellos tiempos a los enfermos de lepra.
Había, tienda, bodas, partidos, partidas, y hasta vaquillas en fiestas.
Y se me ocurre que la solución para no matar a esta gente, que es lo
primero que se me pasa por la cabeza aunque sea pacifista, podría ser
la misma.
Buscarles un sitio donde puedan ser autosuficientes y que se vayan apañando entre ellos.
Igual, al sufrirlo en sus propias carnes conseguirían darse cuenta de qué se siente cuando hacen lo que hacen.
Seguramente más de uno decidiría borrarse del mapa sin ayuda de ninguna ley.
Hoy me viene a la cabeza un expresión que leí el otro día y que me hizo gracia pero que ahora entiendo mejor:
Hay personas a las que realmente parece que les sobra el cuerpo.
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