La primera duda existencial infantil que tuve está clara en mi cabeza:
¿A quién quieres más, a tu padre o a tu madre?
... En aquellos tiempos lo tenía bastante claro, pero intuía que aquella era una pregunta capciosa, así que mi rápido cerebro contestó antes de diez minutos que a los dos.
He ahí la primera ventaja de dudar. Te cogestionas, sopesas ambas opciones y no te decantas por ninguna. De manera que nadie se siente ofendido por la elección o porque demuestres tener personalidad a una edad tan temprana. Inaudito. A lo sumo piensan que eres medio tonta y la cosa no va más allá.
También me acuerdo cuando mi madre me preguntaba enfadada tras darme alguna orden: pero... Se puede saber qué estás haciendo?
Yo no contestaba. Primero porque estaba pensando qué respuesta tenia que elegir: si decir directamente estoy pensando, lo cual no es muy aconsejable para una niña de tres años con diez adultos esperando respuesta, o confesar que estaba en mi mundo feliz, que poco tenía que ver con lo que era esa casa que a mí me parecía como el camarote de los Hermanos Marx.
Y segundo, porque esperaba con fe que la pregunta se la llevara el viento. Cosa que a veces pasaba. Otras el viento se me venía en contra y traía volando consigo un grito acompañado de LA socorrida zapatilla...
... Ahora que soy algo mayor, veo muchas ventajas en esto de dudar.
Puesto que la vida según dicen algunos, es un valle de lágrimas , dudar se convierte en algo esencial para evitar desagradables conflictos.
Si alguien alguien me pregunta algo sobre política, por ejemplo, y dando por hecho que quien te lo dice lo ha hecho o para convencerte o para discutir, pues me quedo pensando en todas las opciones de respuesta, hasta que se aburre y busca a otra victima o hasta que le contesto que no creo en el sistema aunque tampoco me considero antisistema.
Eso suele bastar para parar la ofensiva.
En el plano del amor viene a ser lo mismo.
" Pero tú me quieres? ¿Estás enamorada de mi?"
Sea cual sea la respuesta en este caso es muy importante dudar antes de responder.
Porque si es no, es mejor utilizar unas cuantas palabras más para no resultar demasiado cortante. Sobre todo si se ha compartido una relación larga.
Y si es que sí, y lo dices sin dejarle acabar la frase y te lo\la comes a besos, todo será demasiado fácil y " la parte contratante de la primera parte" perderá el interés a medida que el tuyo aumente.
Así que en este caso lo mejor es soltar un" tú eres súper especial para mi y no quiero ponerte etiquetas porque sería como anular el resto de tus múltiples facetas que también me encantan", seguido de un " tenemos darnos nuestro espacio para que esto tan tan especial no se acabe perdiendo en la rutina" y ya está.
Todos contentos.
Sobre todo y en cualquier circunstancia, lo mejor es no mojarse y muy importante también mostrar un semblante misterioso mientras se habla.
Otra cosa que hay que saber hacer muy bien si se quiere ser una dudosa vocacional es aprender a divagar. Que consiste en emplear muchas palabras sin contenido para expresar una o varias ideas sin continente pero con cierto aquel.
La verdad es que creo que desde que la duda entró en mi vida soy mucho más feliz, aunque en realidad no lo tengo tan claro porque si nadie sabe en verdaderamente lo que pienso porque dudo y divago, igual me quedo sola.
Bueno... Mejor sola que mal acompañada, no? Pero también podía estar bien acompañada y entonces estar sola ya no sería la mejor opción.
Aunque a lo mejor...lo más óptimo seria, sin lugar a dudas, no llegar nunca a albergarlas.
Quién sabe...
Sigo teniendo mis ídem...
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