Como no podía más decidí salir de mi cuerpo y adentrarme en el cerebro
para repararlo personalmente. Como una molécula recorrí autopistas de
neuronas con sus marañas de dendritas y axones que emitían chispas
continuamente.
Intenté alterarme los sentidos. Telequinesia, telepatía... Pero me perdí en este manglar de conexiones imposibles.
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