Hoy iba por el pasillo y me he encontrado ar Manué, que es una versión de mi misma pero más baja , más masculino y más andaluz.
Tenía la barba larguísima y vestía con cuatro harapos mal puestos. Una nube de moscas le hacían comparsa.
Entonces me he dado cuenta del tiempo que hacía que no nos cruzábamos en la misma casa.
Nos hemos dado un abrazo súper sentido.
Luego me ha dicho lo guapa que estoy y le he contestado que por desgracia no podía decir lo mismo.
- es por tu culpa, - me ha dicho- hace tiempo que me dejaste viajar sólo y desde entonces sólo vago.-
Después de quedarme medio helada he acertado a preguntarle por dónde vagaba, y me ha dicho que no. Que sólo era un vago.
Vamos, de los que no les apetece hacer nada nunca.
Entonces me ha entrado un complejo de culpa horrible, y le he preguntado si podía hacer algo por él.
Y me ha contestado que no creía, pero que tampoco le apetecía molestarse en saberlo.
Así que nos hemos despedido y ninguno queríamos irnos porque estamos en nuestra casa.
Ahí está en el sofá, todo enfurruñao, con sus harapos y su orquesta de moscas.
No sé si confesarle que en el fondo, él no es él sino una proyección de mí.
Bueno, de momento le voy a poner unas mantas en el balcón y mañana ya veremos.
Que éramos pocos y parió la abuela.
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