SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

viernes, 13 de mayo de 2016

DIVAGACCIONES

Recuerdos de futuro
que rara vez
fueron actuales,
anulan sueños
en presente
que se muestran
vanos,
como futil esperanza
de un futuro
siempre incierto.
Y ¿qué nos queda entonces?
Sólo aquí y ahora.
Aquí y ahora...
Inquietud, quietud,
insomnio adormecedor.
Primavera fria, melancolía.
Silencios...
Ecos...
Otra vez la noche.

SOBREDOSIS

Aquel cuchitril al sur del extrarradio en el que vivíamos se había convertido en el cuarto de estar casi de cualquiera que necesitara un sitio seguro para meterse un chute sin peligro de morir en la calle solo y tirado como una colilla.
La droga en aquel tiempo como ahora era dueña y señora de aquellas miserables existencias.
Y en medio de aquel caos me encontraba yo, ingenua, enamorada y extrañamente " limpia".
Creo que todos sentían que era la única persona que los miraba con respeto, que los escuchaba y los comprendía sin ponerles previamente la etiqueta de viciosos,vagos o simplemente mala gente.
Me contaban sus penas, cómo los habían echado de casa o se habían ido para no "doler" a nadie.
Algo imposible.
Cómo prostituyéndose para procurarse el veneno, un desalmado se la había llevado en el coche y le había metido tal paliza que la había dejado en la cuneta pensando que estaba muerta...
O como un camello le había puesto una pistola en la mano para que repusiera su deuda " como fuera".
Yo era su oído, su única conexión con el mundo real, y me bebía aquellas historias como si fueran la mía propia, hasta que sobrepasada me retiraba de la sala y me iba a fregar o a la cama para no dejar de preguntarme sobre el objeto de tanto y tanto dolor.
Yo sabia que los que realmente manejaban aquel mercado, nunca acabarían en la cárcel. Porque los tentáculos de la droga se extendían mucho más allá de los simples círculos de poder. La policía estaba implicada, y los políticos también. Si no en el tráfico en el consumo. Cuando no eran las dos cosas a la vez. Todos lo sabíamos. Pero nadie nos hubiera creído... La droga era un vicio de gente marginal. La perfecta tapadera para esconder un negocio millonario.
Lo que veía y escuchaba y vivía a diario sólo eran daños colaterales. Simples almas a la deriva utilizadas como carne de cañón.
Empecé a escuchar una especie de ronquido extraño dentro de mi cuarto. Supuse que era Jon, que se habría quedado dormido con la borrachera, pero cuando miré hacia la calle y vi que su coche no estaba, algo me recorrió el estómago.
Corrí hacia la habitación y me la encontré allí, tirada en la cama con un pico metido cerca del tobillo y los ojos en blanco.
Tenía un espasmo y se estaba ahogando, pero estaba totalmente inconsciente.
Yo no sé ni cómo me dio por reaccionar... Estaba como helada. La intenté levantar mientras le daba tortas en la cara y la meneaba cogida por los hombros y le gritaba diciéndole que por favor no se muriera. No me hagas esto, hija de puta!...No reaccionaba y ya no sabia qué hacer. Abrí el litro de cerveza helada y se lo eché por la cabeza.
Reaccionó rápidamente se levantó de un brinco y con las rodillas medio dobladas y escurriéndose la cerveza de la melena, se dio media vuelta y me dijo: Tu puta madre, tía, no me jodas. Que ni un chute tranquila pueda gozar, manda cojones. La niñata esta...
Abrió la puerta y se fue.
Aquel mismo día hice mi maleta y desaparecí de allí sin despedirme.
Dejé mi vida en aquel cuartucho, y empecé otra nueva, prometiéndome a mi misma no olvidar nunca nada de lo aprendido.
Era un 5 de septiembre.
La segunda fecha de mi cumpleaños.

HERMANAS

Querida hermana, no quiero que pienses que estoy desperdiciando mi vida por tomar la decisión de no volver a salir jamás de estos muros.
Para mí no son una cárcel como tú dices.
Para mi es un perfecto refugio donde mi alma está tranquila y serena.
Esta es una vida simple, si, pero no por ello menos plena.
He conocido el mundanal ruido, he tenido amigos y amores. Tú lo sabes.
Y ninguna sensación de las que me han podido aportar las personas o las cosas se puede comparar con la paz de espíritu que me provoca estar aquí.
Cuidando el huerto, estudiando, rezando, cocinando, cantando con las hermanas.
Caminando en silencio por el claustro acompañada por el canto de jilgueros y cardelinas...
Si quieres que te diga la verdad, a mi mente analítica todavía le cuesta creer en la presencia de Dios. Se lo dije un día a la madre superiora y casi se muere de un síncope, la pobre...
No comprendía cómo podía hacerle esa confesión después de cinco años de haber hecho mis votos.
Pero he llegado a la conclusión de que en realidad ya no me importa.
Porque le digo yo que si Dios es amor y yo también, debe ser que somos de la familia y es algo normal que la familia viva junta en casa.
Ella medio sonríe y dice negando con la cabeza... - por algo el Señor me dijo que te pusiera de nombre sor cabra. Ahora lo entiendo...- y se va andando por el pasillo, sonriendo y yo me siento feliz de verla feliz. Tiene noventa y tres años.
Bueno hermana, espero que en tu próxima carta me digas que estás contenta por mí aunque no me entiendas. Ese seria mi mejor regalo.
Dales un beso a padre y madre de mi parte y diles que rezo por vosotros cada dia. Un beso también para mis sobrinos.
Os quiere
Sor cabra.

jueves, 12 de mayo de 2016

RESBALONES

Se me ha resbalao una estrella desde un ojo y otra desde el otro. Parecían lágrimas... pero no.
Debe ser verdad que soy un cielo.

martes, 3 de mayo de 2016

ALAMBRADAS

Cuando mis adentros
deciden ver la luz,
en mis afueras
se levantan muros.
Mis retinas cristalizadas
sólo alcanzan a distinguir
Infinitas y poliédricas formas.
Colores, calores, espantos.
Melodías bañadas
en lágrimas de sal .
Alambradas de metal
y de cristal.
Puentes plagados de espinas.
Clamores que rebotan
en oídos ensombrecidos...
Por la avaricia,
por la desazón,
por la desidia.
Qué poca justicia.
Qué poca alegría.
Qué poca música.
¿Y dónde queda el corazón?
Seguramente al fondo
a la izquierda.
Metiéndose los dedos
hasta vomitar
versos tejidos en sangre.

ADIOSES

Es lunes por la mañana
y mi nostalgia se hunde
en el recuerdo de tu calor.
Abrazos soñados
que quedarán suspendidos
en el aire
sólo para que los recoja el viento.
Ese que con cada soplo
te aleja un poco más.
Y pasará el tiempo
con su avance lento
pero seguro.
Y otra vez
sin darme cuenta
me habré perdido
entre las brumas
de otro amor figurado.
Sostenido entre alfileres
y letras, esbozadas
sobre el oscuro fondo
de una página en blanco.
Cuántos adioses.