SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

viernes, 24 de marzo de 2017

LA HISTORIA OLVIDADA

Todavía recuerdo cuando éramos felices. 
Cuando todos nos pintábamos y danzábamos
juntos, hombres,mujeres, ancianos y niños, al compás del sonido de los troncos huecos, para infundir valor a los cazadores que iban a buscar nuestro sustento.
O para agradecer el sol o la lluvia. O en los nacimientos, en el paso a la edad adulta, casamientos o muertes.
Porque el baile y el sonido del ritmo, según decían los mayores, ayudaba a equilibrar el espíritu en cada ocasión.
Sustento que nuestra madre tierra y la selva se ocupaban de proporcionar, siempre que obedeciéramos la ley natural. Esa que nos contaban nuestros ancianos, a menudo en forma de fábula, donde cada ser vivo tenía su espacio, su momento y su importancia para contribuir al equilibrio general.
A veces no había caza. Entonces las abejas se ocupaban de ofrecernos su preciado néctar.
O el río sus peces, o los árboles su savia y todo lo necesario para tener un cobijo seguro.
Lo teníamos todo, porque todo lo hacíamos entre todos y para todos.
Hombres y mujeres trabajando codo con codo para conservar la sabiduría de los ancianos y animar el aprendizaje espontáneo de los niños.
Hombres y mujeres trabajando codo con codo, sin pararse a pensar en su individualidad por encima de la del grupo, aunque cada uno consciente de sus dones propios.
Salvajes, nos llamaban. Incivilizados. 
Primero fueron los espejos. Dentro de ese diabólico artefacto se escondía la vanidad, el egoísmo.
Nos estaban separando la cabeza del resto del cuerpo, mientras nosotros mirábamos curiosos nuestro particular reflejo. 
Luego vinieron las cuentas y abalorios, sus ropas...
Aquello terminó con toda nuestra identidad como grupo, para transformarnos en entidades perdidas e individuales.
Se rompió el clan. Se disolvió la unidad.
Unos murieron a manos de las balas de los madereros, otros se hundieron en el alcohol donde los ahogaron. Todos abonando la tierra yerma que yace impotente ante su mutilación aparentemente imparable. Y los demás...
Todavía puedo recordar cuando vivíamos felices.
...Todavía puedo recordar cuando cada uno éramos todos, cuando todos fuimos uno.

ESPEJISMOS

Cómo me gustaría amasar
con mis propias manos
la alegría mía, fresca,
con tu piel soleada.
Y dibujarte una sonrisa,
y compartir letras y miel.
Acordes y armonía. Café.
Perderme en tus ojos,
hasta que te encuentres
en los míos.
Pero sé que es un espejismo
que mi mente demente dibuja
para engañarme.
Así que no hago caso.
Aunque me guste imaginarlo.
Aunque quisiera sentirlo.
Aunque nunca sea.
Las cosas, a menudo,
no son lo que parecen.
Bendita imaginación.
Más vale que siempre me quedará
la vieja y socorrida mágica alfombra.
(La turboescoba se jubiló anteayer,
cosas de la obsolescencia esa, programada).
Vivir para ser. Ser para crecer.

POLICROMÍA

Hay quien me llama poetisa,
pero no es verdad.
Lo cierto es que la poesía me tiene poseída,
desposeída, policromática o ascética o mística.
No sé por dónde se me ha metido
pero sí de dónde sale.
Del volcán en erupción de mi corazón.
De las notas musicales que habitan mi alma.
Del amor, del dolor, del hastío.
De ese ser etéreo que todos llevamos dentro.
(Supuestamente).
Y sus tentáculos me abrazan sin apretarme,
como sin querer. Como quien no quiere la cosa.
Y yo, que soy más de prosa, aquí me veo.
Pintando con letras auroras boreales y soledades.
Unicornios alados, rebeldías escondidas,
y llamas que se encienden pero no se apagan.
... Lo peor de todo es que me sienta bien.
( De Estocolmo el síndrome debo padecer).
Me pregunto hasta cuándo este secuestro siniestro,
que sin tenerme encerrada, embelesada escribo y apunto.
Sin querer, sin parar , casi sin pensar.
Me da igual de un mágico hechizo
Que de ese cielo plomizo que este anhelo despierta
de volver a extender las alas,
y en narrativa, de una vez, volver a tocar suelo.

CARACOLA

Hoy soy ermitaña escondida en mi caracola,
y no quiero sacar los cuernos al sol,
ni aunque salga.
Además ya es casi de noche.
Y aquí me quedo, dentro de mi concha.
Aletargada, como muerta.
No quiero dejar un reguero viscoso,
que justo el sendero hasta mi puerta indique.
Me ensordecen los ruidos,
me aturden las palabras volátiles,
me agobian tantas personas como planetas.
Es como estar libre en una prisión imaginaria,
donde los barrotes son despedidas, desengaños
y silencios que cantan a muerte.
Atardeceres y alboradas teñidas de añil.
Procuro ver bien, pero veo demasiado,
hasta sin monóculo .
Por eso no me lo pongo.
Y hay horas, como ahora,
que puedo sentir el dolor del mundo,
y hasta el de las entrañas de la tierra.
El de las aguas pútridas de los estanques gigantes.
El del corazón de los sin techo.
El del océano embravecido
que pide en almas su tributo.
Por eso me convierto en caracola,
y me quedo aquí dentro, encogida, somnolienta.
En el rumor de sus falsas olas, shh, dormida.
 Ecos distantes en este mar alterado
de mis hoy lúgubres pensamientos.
Impotencia. Dolores. Nostalgias.
Y la vida que sigue y no me espera.

LA BOLSA O LA VIDA

Si alguien viene ahora mismo y me pregunta que si la bolsa o la vida,
indudablemente me quedaría con la bolsa.
No tengo ganas de soportar a nadie.

MEJUNJE


Con el corazón encogido,
vuelvo sobre mis pasos
hasta alcanzar nuevamente
el punto de partida.
La gente es diferente, el paisaje, 
incluso yo no soy la misma.

Y sin embargo
esa sensación repetitiva de estar
siempre muriendo y resucitando,
para amanecer en un abismo distinto.
Pero abismo al fin y al cabo.
Mis alas siguen chirriando, oxidadas,
arrugadas, sin el bálsamo necesario
para poder extenderlas y volar alto.
Las echo de menos.
Un sábado, y otro y otro.
Da igual el día,
Hay días en que todo da igual.
Fabricaré yo misma el mejunje.
Elixir de amor incondicional, polvo de estrella
y unas gotas de lluvia alegre.
Lo extenderé por cada rincón de mis plumas,
y confiaré en que la tierra, el sol, el viento y el agua,
hagan diligentemente su labor.
Y las letras, y la guitarra.
Porque sin ellos, no puedo ser. Imposible.

QUIERO

Hoy tengo ganas de gritar al viento,
de exigir a los dioses,
de reclamar mi sitio, de preservar mi integridad,
mi intimidad y mi identidad como mujer,
madre, persona.
Hoy le pido el libro de reclamaciones a la vida,
aún a sabiendas de que de nada sirven.
Quiero mi espacio, quiero mi sitio.
Quiero no tener que encontrarlos a base de codazos
de silencios, de palabras que dicen todo
y nada a la vez.
Quiero seguir aprendiendo, quiero desarrollarme.
Quiero que el papel de madre no sustituya
a todos los demás aspectos que llenan mi espíritu.
Quiero que cada quien asuma las responsabilidades
que le correspondan, sin hacer cargar a nadie con ellas.
Me rebelo ante la idea de que una esté en este mundo
para satisfacer las necesidades de los demás, únicamente.
Reivindico mi derecho a no depilarme, a soñar.
A querer superarme, a sentirme guapa tal como soy.
A no ser súper woman, súper mamá, ni súper nadie.
Sólo quiero ser yo.
Desaprender toda esa mierda que nos han metido a fuego
en las entrañas, y caminar ligera y libre.
Sin más maquillaje que el del sol y sin otro adorno
que una flor en el pelo.
Con el aura teñida del color que dejan los sueños
cuando se cumplen.
Con la alegría de una bandada de mariposas
que vuelan libres y en armonía.
Como el canto de ese águila que surca segura
el firmamento.
Como la cola abierta de un pavo real: espléndida y colorida.
Eso quiero.
Y no creo que sea tanto pedir.
mi intimidad y mi identidad como mujer,
madre, persona.
Hoy le pido el libro de reclamaciones a la vida,
aún a sabiendas de que de nada sirven.
Quiero mi espacio, quiero mi sitio.
Quiero no tener que encontrarlos a base de codazos
de silencios, de palabras que dicen todo
y nada a la vez.
Quiero seguir aprendiendo, quiero desarrollarme.
Quiero que el papel de madre no sustituya
a todos los demás aspectos que llenan mi espíritu.
Quiero que cada quien asuma las responsabilidades
que le correspondan, sin hacer cargar a nadie con ellas.
Me rebelo ante la idea de que una esté en este mundo
para satisfacer las necesidades de los demás, únicamente.
Reivindico mi derecho a no depilarme, a soñar.
A querer superarme, a sentirme guapa tal como soy.
A no ser súper woman, súper mamá, ni súper nadie.
Sólo quiero ser yo.
Desaprender toda esa mierda que nos han metido a fuego
en las entrañas, y caminar ligera y libre.
Sin más maquillaje que el del sol y sin otro adorno
que una flor en el pelo.
Con el aura teñida del color que dejan los sueños
cuando se cumplen.
Con la alegría de una bandada de mariposas
que vuelan libres y en armonía.
Como el canto de ese águila que surca segura
el firmamento.
Como la cola abierta de un pavo real: espléndida y colorida.
Eso quiero.
Y no creo que sea tanto pedir.

SIN TÍTULO

Paseando entre abismos 
y vislumbrando horizontes de otoño
entre borrascosas cumbres,
he palpado la ignorancia,
la desidia y la ineptitud. 
Escuchando poemas
me he dejado acunar por su música
hasta quedar dormida con piel de gallina.
Viendo la muerte próxima,
siempre rondando, acechando siempre.
Siendo sirena en golfos
y mares de nostalgia infinita.
Intentado hacer malabares con palabras
y tartas de manzana con relleno de plátano.
Contado cientos de cuentos
y tantas otras historias inventando,
he amado mucho y odiado poco o casi nada.
He conocido muchas personas
cuando era sólo oídos,
y conociéndome van otras gentes
cuando sólo letras soy.
Millones de mundos, cada una el suyo.
Millones de idiomas, aunque sea el mismo.
Disfrutando del salitre de la mar,
de horizontes infinitos pintados en ocre
de la música de ese arpa cuyas cuerdas
están hechas de lágrimas de nube,
de rama bailarina, de la voz de un ciervo en celo,
de aquellos patos que se van.
Del olor a hierba fresca de la mañana.
Y en eso parece que consiste este viaje loco...
Y en él me pierdo sin remedio
para luego volver a encontrarme ,
para perderme de nuevo, a continuación.
Menudo laberinto la vida esta…
preciosa locura, odiosa cordura.

SOL, EDAD

.. Y dividiendo una palabra en dos, llego a la conclusión de que a partir de cierta edad, el único calor que
. realmente es terapéutico a largo plazo, es el del sol. 
El sol del cielo o los de otros planetas que afortunadamente cayeron del espacio y se quedaron aquí para acompañarme.
Gracias a todos los soles que alumbráis mi camino cuando las nubes espantan la luz, y cuando no.
Unos cerca y otros más lejos hacéis posible la magia de que esa distancia, por momentos, desaparezca.
Ahora es cuando me gustaría ser la diosa esa indú, que tiene mogollón de brazos.
Que la paz de algún señor indeterminado ( o señora) esté con todos vosotras, amén.
Podéis iros, quedaros o lo que os de la gana.
Faltaría más...

viernes, 10 de marzo de 2017

CONFIDENCIAS

Ha venido un momento primavera,
y me ha dicho al oído
que ya está a punto de llegar.
Que las tardes serán más largas,
y mis sueños empiezarán a desperezarse.
Veo notas musicales flotando
entre claves de sol y sostenidos,que despiden
con cajas destempladas, a los bemoles.
Compases de seis por ocho, de dos por cuatro,
corcheas y semicorcheas entre silencios con puntillo
y pentagramas, que se desplazan en oleadas
por las brisas sin prisas
que huelen a flor de almendro,también a azahar.
Mi sangre se vuelve efervescencia
y el sol me da un abrazo de esos
que reconfortan el alma
y libran los huesos de humedades.
Y bailo salsa y me revuelvo al viento ( de la cocina).
Ya me parece respirar
la fresca y dulce fragancia de las magnolias.
Flores. Colores. Cielo. Luna.
Ha venido un momento la primavera,
y me ha dicho al oído
que este año también yo, voy a florecer...

LA GIGANTE PEQUEÑA

Hay días como hoy, en los que mi metro ochenta
parece reducirse a la mínima expresión.
Un átomo para el que el mundo es demasiado grande,
y las personas son como gigantes a punto de pisarme,
sin ni siquiera reparar en que estoy ahí.
Y me abandonan las fuerzas, y hasta yo me abandono.
Cansada de remar entre rutinas e incertidumbres.
Entre pasados que no volverán, y futuros que no existen.
Hay días como hoy, en los que las palabras intercambian
sus significados.
Y en vez de hogar, es cárcel.
En vez de independencia, soledad.
En vez de mamá, esclava.
En vez de esperanza, pozo seco.
Morir, para nacer, para volver a morir y renacer nuevamente.
Y así hasta la definitiva.
Hay días como hoy en los que ser, me parece tan esfuerzo
como milagro.

lunes, 6 de marzo de 2017

NUBE

Mirando hipnotizada
los colores de la hoguera
y escuchando crepitar el fuego,
salgo de mi cuerpo
y me convierto en aire,
que sube y se mezcla con la humedad
hasta convertirse en nube.
Y viajo ligera,
adquiriendo diferentes formas
que desde abajo los niños intentan descifrar.
Me entretengo disfrutando amaneceres
o atardeceres teñidos de color amor- nostalgia.
Y me encuentro con otras que como yo,
viajan solas a merced de brisas o vientos.
Es agradable abrazarse a ellas
y sentir que somos una.
Pronto el choque hace un estruendo,
y salgo despedida,
convertida en miles de partículas ligeras
a las que la gravedad llama,
como si sus hijas fueran.
Y como por arte de magia
me convierto en río,
en alimento para la tierra,
en bendición para la sequía,
en tempestad en mitad del mar.
En vergel, en lago, laguna,
en reflejo deforme o en espejo...
Mirando la hoguera y escuchando
el crepitar del fuego,
vuelvo a entrar en mi cuerpo cansado,
cierro los ojos
y me imagino siendo nube para siempre.
Lluvia.Tierra Cielo. Nube.

MOMENTOS

Voy buscando agarrada
a las bridas de este viento,
la estela de tu aroma perdido.
Buceando por estos mares
desconocidos e inciertos,
mil recovecos remuevo
oteando, intuyendo, respirando.
A veces creo que veo
el destello de tu infinito.
Y nado para allí ligera
siguiendo tu rastro,
percibiendo tu aroma,
intuyendo tus risas,
relamiéndome de amor.
Pero sólo son espejismos,
sombras de mi memoria.
Deseos perdidos entre el Siroco,
que trae esta lluvia de arena
proveniente del desierto
y del refrescante oasis
de mi alma errante.
He perdido el rumbo.
La corriente caprichosa
juega a danzar conmigo,
y como si pluma fuese
me dejo arrastrar por ella
pensando, temiendo,
dónde me dejará esta vez.
Soy aire, soy lluvia,
soy tierra soy fuego.
Una corriente que fluye,
disfrazada de mar muerto,
intentando encontrar paz
en esta tempestad
que viene con marejada.

LA CONCLUSIÓN INCONCLUSA ( y no es un trabalenguas)

Al principio pensé ( sin pensar) que había nacido en el planeta equivocado.
Luego, cuando empecé a usar la razón, me convencí de que no era el planeta donde estaba el fallo, sino en la familia. Definitivamente ser la pequeña en una familia de once, entre ellos siete ruidosos músicos y un abuelo sordo, era el sitio perfectamente equivocado para mí.
Ya en la pubertad tardía decidí que no. Que ni planeta, ni familia, ni leches.
Lo que tenía equivocado era el cuerpo. Si.
Debería haber sido chico. Como mis hermanos.
Luego ya me fui acostumbrando al cuerpo a trancas y barrancas, hasta que conseguí gustarme mogollón.( Qué tiempos aquellos)
... Entonces y sólo entonces, me di cuenta de que lo único que quedaba por estar equivocado era el cerebro.
Y nada, ... Por aquí andamos.
La hippy en el balcón, haciendo el saludo al sol, que no asoma ni por asomo.
La romántica, intentando escribir versos con pluma ( de paloma de la plaza) y sangre que se ha hecho pinchándose con un alfiler.
Mi alter friego, buscando las visitas del google más, que ya no salen.
El after ego, diciéndome que todavía me quedan dos lavadoras y sus correspondientes tendidas, que parece que no tengo entendederas.
Y mira que le he dicho mil veces que están en el balcón, colgadas de lao a lao.
Y la madre, loca, viendo churretones por todos los azulejos.
Yo no sé, pero aquí no hay quien se entienda.
Voy a preguntar a la viajera si quiere llevarme con ella, y así las despisto a todas un rato.
Como me diga que no, me dejo crecer otra vez las venas. Lo juro.

DESAPARECIDOS

Bajo el suelo verde y frondoso
de su tierra,
abonan los muertos la cosecha.
Hijos de la ira, hijos del narco,
hijos de la necesidad, de la avaricia,
de la ignorancia, del ojo por ojo
y de la impotencia que nunca termina.
.
Clanes o maras, hermanos en desengaño
desarraigo y desesperanza,
familias que lloran a sus hijos desaparecidos,
y fuerzas del orden, a menudo corruptas,
y sin medios para parar esos torrentes
de lágrimas sin destino y sin sentido.
.
Creando ríos de dolor allá por donde pasan.
Y es que si no hay muerto, no hay delito.
Droga, puta droga.
¿A quién conviene que la juventud muera?
Sólo a quien quiera secuestrar
el futuro de un pueblo.
.
Es difícil que nazca una sonrisa
en un universo tan desolador,
y es imposible que hasta que cada
desaparecido aparezca,
acaben el duelo y los porqués.
.
¿Hasta cuándo? Hasta que el arte,
en cualquiera de sus expresiones,
se convierta en la pista donde medirse,
hasta que las pistolas se conviertan
en brochas o en violines, en sonidos
de tambor o en danza o teatro.
.
La esperanza está escondida, pero está,
la fe está temblando, pero está también,
es necesario empezar a mover montañas.
Y que las entrañas puedan remover
la tierra, y devolver cada hijo a su madre,
para poder volver a encontrar la paz.
.
Ojalá no fuera un sueño, ojalá la Madre Tierra
los escupiera a todos, sabríamos entonces,
que el dolor no entiende
de guerras, ni de bandos,
y que la paz es el único camino.
.
Y sin arrepentimiento no hay paz,
y sin paz ya está armada otra vez
la guerra. Putas guerras.
Poder, corrupción: explotadores del alma...
Invasores de la identidad,
¡Infiernos en vida!...

SOBRE LA INUTILIDAD NOCIVA DEL CALENDARIO

Pasan los días uno detrás del otro con su inexorable rutina y voy viendo mi rostro en el espejo y cómo en él, también se nota el paso del tiempo.
Mi frente ya pinta arrugas y mis hijos dicen " eso era en tus tiempos".
Me descubro diciendo las frases que antes odié de mi madre, incluso ahora puedo justificarlas.
A veces tengo la impresión de que soy como una momia milenaria, pero en mi imaginación todavía conservo ese brillo en los ojos de la niña que tiene todo un mundo por descubrir, tocar, sentir, ver oler y experimentar.
La desidia haciendo pulso con la curiosidad.
El desengaño con la esperanza.
La ira con el amor.
Los sueños con las pesadillas.
Los amaneceres con los ocasos...
La hija con la madre.
La amiga con la amante.
Echo la vista atrás y me quedo aquí, pensando, dónde habré perdido ese brillo que algún día iluminó mis ojos.

MUNDOS PARALELOS

... Mientras tanto, esa pareja se besa bajo la lluvia, apasionadamente, en mitad una carretera que cruza la avenida.
Unos conductores paran y aplauden, otros tocan el claxon airados.
Al mismo tiempo, en otro lugar del mundo, nace un niño, entre los gritos de su madre, que justo en ese instante sabe ciertamente, que su vida nunca volverá a ser la misma.
A la vez, un camionero vuelve a casa después de un mes sin ver a su mujer y sus hijos, cuando se topa con un accidente de coche en el camino.
Hay un muerto sobre la carretera.
Mira las fotos de sus hijos
y sigue camino con el corazón en un puño.
Simultáneamente, un puñado de aborígenes luchan con lanzas y machetes contra las excavadoras de los invasores de su madre tierra, mientras en la plaza de San Pedro, todos aclaman al Papa.
Granjas escuela que quieren volver a los orígenes y orígenes que son destruidos para instaurar las escuelas de la desconexión y el desconocimiento.
Cada segundo un muerto, un vivo, un reencuentro, una despedida, una barbarie, solidaridad, avaricia, guerras y paces. Interiores y exteriores.
Amores y desamores.
A veces me pierdo.
Después me doy cuenta de qué es lo más importante, y procuro seguir, aunque sea semicontenta.
Por los que nunca pueden estarlo.
Ninguno elegimos dónde nacer. Por lo tanto, eso no debería ser garantía de nada...
La bandera blanca y la del amor, son las únicas que pueden unir a todo el mundo. Porque todos aspiramos a vivir en paz y "amornía".
No creo que haya excepción.
La cuestión es cómo enarbolarlas.
Supongo que haciendo corriente para nadar a contracorriente.

ZAPATONES

A veces tengo miedo.
Me pongo la nariz roja,
y me escondo dentro 
de mis enormes zapatos
de payasa.

de mis enormes zapatos
de payasa.
Ahí donde todo es posible.
Desde andar sin pies
por el cielo, hasta ver carreras
de unicornios alados,
recorriendo veloces
cascadas de inocencia transparente.
Desde fabricar una casa -
paraguas colgada
de una nube, hasta hacerme soñar
despierta, cuando parece
que dormida estoy.
Me gustan mis enormes
y viejos zapatos...
...Tantos kilómetros
recorridos, tantas tablas
desgastadas por las risas...
Tanta fantasía
hecha magia,
por unos instantes
perpetuos,
que quedaron grabados
a golpe de carcajada,
en lo más profundo
de todos.
Yo no soy sin ellos
y ellos no son sin mí.
Soy payasa, sí.
Y cuando me pongo
mis grandes
y viejos zapatos,
los miedos desaparecen
como si solo
malas pesadillas fueran.
Payasa soy, ciertamente.
Nada más bonito
que ser sembradora
de fantasías
y recolectora de risas
que son amores.
Nada más embriagador ,
que dibujar una sonrisa
donde antes
sólo había
 indefinible mueca.
Mi payasa está dormida.
Los zapatos
la están llamando.
¿Qué tendrá la payasa?
Tejiendo versos, dicen
que entretenida anda.

SOY Y NO SOY


No soy poetisa ni música,
ni cantante ni escritora
ni pintora ni actriz.
Escultora tampoco.
ni bailarina ni equilibrista.
Pero me gusta jugar
con los versos,
y rasguear la guitarra
como si supiera tocarla.
Cantar al aire
las coplas de otros
que hago mías,
y dejar que la música
traspase mi cuerpo
y se exprese a través de él.
Aunque me guste el drama,
sin careta voy por la vida.
Y mezclo letras, como colores para así mi espíritu esculpir.
En desequilibrados equilibrios
podréis encontrarme siempre.
Eterna aprendiz me considero.
Acaso aficionada a las odas,
o escribiente, o cantarina,
o esculpidora o cuentista.
O mezcladora de matices.
Exploradora del sentimiento.
De emociones, recolectora,
y fiel transmisora del amor
incondicional.
Aunque a veces me parezca mentira.
Eso es lo que soy...,creo.
( Entre tantas...).

NO, NO Y ... ¡SÍ !

No quiero escribir poesía.
Ni tener este sentimiento
del que nace, 
que siempre se encuentra
entre equilibrios y abismos.
Entre malabares
de palabras cosechadas
en el más intimo rincón
del ser (o no ser).
No quiero escribir versos,
porque cada vez que lo hago
me araño el alma,
me baño en barro,
me revuelvo entera
y sólo así
en calma quedo.
No quiero escribir poemas.
Ni seguir inventando
paisajes y canciones
de armonías imposibles.
Donde sólo existe la suma
y no la resta.
Donde se pueden ver
colores que una aurora boreal
envidiaría.
Donde el aire es amor
y música.
Donde el cuerpo no pesa.
La poesía me invade
y me arrastra
sin que pueda hacer
nada por evitarlo.
Sólo me queda
abandonarme a su suerte,
Y dejar de pensar
que no quiero seguir
escribiendo en este idioma.
Porque al fin y al cabo,
esto es lo que hay.
Pensar. Otear. Experimentar.

Sentir. Intimidad... Amor.
Eso es.



.

sábado, 4 de marzo de 2017

FANTASÍA FRUTAL


Me dan ganas de ponerme una piña en la cabeza, tres berenjenas, un racimo de plátanos, pasas de Corinto, melocotón en almíbar y algo de enredadera fina para realzar el conjunto.
Colocarme mi nariz de payasa, sacar las boas de plumas del armario, quedarme como mi madre me trajo al mundo, y bailar descalza por toda la casa como loca posesa " Devórame otra vez", (versión Lalo Rodriguez).
Me parece que me falta algo... 
Y estoy casi segura de que no es un tornillo.
Luego pienso que mis hijos mayores tienen llaves de casa, y que los pequeños me iban a mirar raro, y se me pasa la fantasía esta inocua de inmediato.
Pero todo se andará... En cuanto encuentre unas cuantas frutas de plástico.
Que he estado ensayando en la cocina sólo con plátanos, manzanas y mandarinas, y ha sido un asco de simulacro.
Por no hablar de las boas, que estaban llenas de polvo, y me ha entrado una alergia que para qué.
Ahora parezco un pez mocoso, nadando entre plátanos, manzanas y mandarinas.
Pero la próxima lo consigo.
En esta vida, todo es cuestión de ensayar y repetir, hasta mecanizar.
Qué horror.
Me voy a comer un fruto del platanero. Que dicen que viene bien para algo.
¿ O era el chocolate?