SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

viernes, 24 de marzo de 2017

POLICROMÍA

Hay quien me llama poetisa,
pero no es verdad.
Lo cierto es que la poesía me tiene poseída,
desposeída, policromática o ascética o mística.
No sé por dónde se me ha metido
pero sí de dónde sale.
Del volcán en erupción de mi corazón.
De las notas musicales que habitan mi alma.
Del amor, del dolor, del hastío.
De ese ser etéreo que todos llevamos dentro.
(Supuestamente).
Y sus tentáculos me abrazan sin apretarme,
como sin querer. Como quien no quiere la cosa.
Y yo, que soy más de prosa, aquí me veo.
Pintando con letras auroras boreales y soledades.
Unicornios alados, rebeldías escondidas,
y llamas que se encienden pero no se apagan.
... Lo peor de todo es que me sienta bien.
( De Estocolmo el síndrome debo padecer).
Me pregunto hasta cuándo este secuestro siniestro,
que sin tenerme encerrada, embelesada escribo y apunto.
Sin querer, sin parar , casi sin pensar.
Me da igual de un mágico hechizo
Que de ese cielo plomizo que este anhelo despierta
de volver a extender las alas,
y en narrativa, de una vez, volver a tocar suelo.

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