SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

viernes, 26 de mayo de 2017

LA MANILLA DESCARRIADA




Como manilla de reloj
fuera de la esfera
me desplazo medrando

entre segundos, minutos
y horas
para hacer un ramillete
de flores del tiempo
y regalarlas.
Flores como besos.
De los que duran segundos,
como los robados.
De los que ocupan minutos,
como los queridos.
De los que se extienden horas,
como los que añoramos
alguna vez.
Flores de tiempo impreso,
con pétalos de nostalgia
infinita
o de amor efervescente.
También las hay eternas.
Que pueden oler
al rumor del mar

o a mapa del tesoro
de alguna isla remota. 
Hay tormenta 
y este viento loco
mi ramillete va 
a deshacer. 
¡ Regalo flores de tiempo! 
Tiempo de confesiones, 
tiempo de amores,
de vuelos en ala delta, 
de caos ordenado, 
de primavera
con aroma a pino. 
Flores intemporales. 
¿Alguien quiere ?

viernes, 5 de mayo de 2017

DEL AMOR Y LA VIOLENCIA

Viaja la violencia
a través de las palabras,
 mucho más rápido que el amor, aunque el amor la supere en número ampliamente.
Ambos tienen chispa, la diferencia es que la del amor, solemos dejar que afecte a una sola persona en concreto. Como mucho a un pequeño círculo cercano.
Sin embargo, la chispa de la violencia se expande rápidamente .
Porque la injusticia no es patrimonio particular, ni la impotencia, ni la desdicha.
Queremos clamar nuestros dolores a los cuatro vientos, que todo el mundo sepa lo que sufrimos, quizás porque de esa forma nos sentimos acompañados en esa soledad profunda a la que nos quieren abocar estos de los trajes de mandar, estos del " divide y vencerás".
Y entre ese compartir de soledades se crea el camino para que la impotencia, el hastío, la venganza y el miedo, hagan carreras de velocidad en las que el ganador nunca es el mejor para nadie.
Hemos perdido la capacidad de conversar y de aprender de las experiencias, ideas y culturas que nos son ajenas, el sentido de la crítica constructiva.
Hemos perdido la intuición y la imaginación, para dar paso a diálogos de besugos donde lo importante no es comunicarse, sino desahogarse.
Donde se intercambian monólogos, que parecen conversaciones porque en ellos participan dos o más interlocutores.
Venimos solos a este mundo, y solos hemos de enfrentarnos a nuestro último dia en él , que puede ser hoy o cualquier otro.
Si aprendieramos a gestionar nuestra soledad para aprender y mejorar, no sentiríamos la necesidad de ir repartiéndola por ahí, como simulado veneno mortal.
Si supieramos que para ser una misma sólo hace falta una misma, no habría tanta soledad disfrazada de amor.
Si supiéramos del maravilloso poder curativo y regenerador del amor verdadero , no lo centraríamos en una sola persona y las cosas serían bien diferentes.
El amor se da por hecho, y el odio y la muerte se extienden por doquier.
Yo creo que la solución está clara.
La política y la ética deben habitar dentro de cada uno. No se puede dejar a los demás que piensen, ni que actúen por nosotros.
No nos conocen, no les importamos mas que para rellenar estúpidas estadísticas que les permitan seguir calentando el sillón que les tocó, como décimo de lotería premiado de forma vitalicia.
Contra la violencia, amor, arte y educación.
Contra el odio, amor arte y educación.
Contra los poderes corruptos, amor, arte, educación y unión.
Sin olvidar nunca que la educación empieza en casa.
Ojalá algun día apredamos a gobernarnos a nosotros mismos, porque ese día, esta plaga de oportunistas corruptos e insaciables que gobiernan nuestros destinos, no habrán lugar.
Ojalá ese día llegue pronto.
¿Despertamos ya, o...?

ESTACIONES


Voy caminando
por la vida,
a veces con paso firme,
otras, vacilante
como un niño
que da, tambaleándose,
sus primeros pasos.
En primavera y verano
me dan ganas
de comérmela,
en otoño e invierno
le doy ganas
de vomitarme.
Y me dispara
hacia cualquier sitio.
Sin importarle
dónde iré a caer.
Ya es primavera...
En cuanto averigüe
dónde me ha escupido
esta vez,
me pongo en marcha
y como la encuentre,
como hay dios
que me la como.
( Ay, Dios...)
¿Cómo..., hay Dios?
Qué primavera más rara...

CÁNTICOS FANTÁSTICOS

Ecléctico e irónico, tenía un humor sardónico que rozaba lo tragicómico.
Su aspecto mastodóntico no dejaba a nadie impertérrito.
Más bien impávidos quedaban viéndole comer, mientras sus estómagos famélicos hacían cánticos casi cuánticos esperando alguna dádiva con la que alentar su ánimo. 
El aspecto cadavérico de sus cuerpos, no era un poema romántico.
Pero al estúpido gigante fétido sólo le importaba saciar su histórico apetito, ese que lo volvía apático, antipático y melancólico a partes idénticas.
También era alcohólico, bebía vino o alcohol etílico, le daba igual.
Era su bebida básica.
Al final terminó provocando el pánico, cuando acabaron las reservas cárnicas y quiso comerse a todos los pobres esqueléticos que huían despavoridos cual sílfides transportadas por el viento.
Y este fue el final épico y catastrófico del gigante mastodóntico, carnívoro y alcohólico.
Le entró obesidad mórbida, también cirrosis hepática y no se si murió por un problema cardiológico o por un fallo multiorgánico.
Salieron de sus recónditos escondites para celebrar la efemérides.
Y con la práctica, consiguieron hacer una guía didáctica de cómo zafarse de un gigante malévolo, díscolo, apático, terrorífico y no sé si incluso asmático.

CÓMPLICES

Candados, rejas, muros, alambradas,
 fronteras, límites sociales, morales, ideológicos.
División que es resta multiplicada.
Tabúes, obligada ignorancia 
disfrazada de progreso.
Informativos que desinforman
y redes que nos enredan,
 que lo lejano acercan
y alejan lo cercano.
Soledad, individualidad,
 sol y raridad.
Globaliza... ¿qué?.
Fronteras, muros, rejas,
 leyes para reyes.
¿A quiénes benefician?.
Si no hacemos nada,
somos cómplices.

SUEÑOS

A veces en mis sueños
soy caballito de mar.
Otras, sólo una nube
transparente
que se confunde
con infinitos arco iris
nacidos
después de una lluvia
intensa
de algún abril cualquiera.
De vez en cuando
sueño que no soy,
que explota el mundo
y sólo queda desolación
y amor,
que no sirvió de nada
por vivir encerrado.
A veces me siento
la madre de todos
los niños sin madre.
Y el refugio
de aquellos que vagan
sin nombre y sin destino.
Entonces digo gracias.
Por lo que tengo,
por lo que soy.
A veces sueño
un mundo feliz
donde todo pasa
y nada pesa.
Y no quiero despertar,
pero lo hago.
Hay quien no tiene
esa suerte.
A veces, en mis sueños,
puedo volar
y vuelo..

miércoles, 3 de mayo de 2017

QUIZÁ

Igual resulta que mi corazón
es una manzana
de caramelo.
A lo mejor mis ojos
son ranas que croan,
y es posible que mis manos
alcancen a tocar lo invisible.
Seguramente
mis pies tienen alas, también escamas.
Y mis brazos
lo mismo nadan
que se convierten
en intrincadas ramas de árbol
que bailan al son
del diapasón del viento.
Quizá entiendo lo incomprensible
y de lo demás,
no alcanzo a entender nada.
Ni la crueldad, ni la injusticia.
Ni los intereses
de los desinteresados.
Quizá alguna vez
mi corazón palpite
al revés
mientras mis ojos
y mis brazos
reposan tranquilamente
en el regazo
de una nueva y verde
aurora.

UN POCO DE AUTOCRÍTICA, PERO POCO, TAMPOCO...

 
Voy apurando el cigarro, abstraída en los juegos casi circenses que hace el humo mientras se diluye entre los rayos de sol que se cuelan a través de la persiana.
Y como casi siempre, pienso en temas que sólo me asaltan en este estado de vigilia de la hora de la siesta.. 
Como el tempo real , que difiere mucho de estas ruedas de hámster entre las que nos movemos corriendo sin parar para terminar por estar siempre en el mismo punto de partida.
que si como creo, la mayoría de la gente es buena, no entiendo por qué ganan siempre los malos.
O eso nos quieren hacer creer.
Se perdió el sentimiento colectivo y nació un mar de subjetividades individuales entre las que la comunicación se convierte en un intercambio de monólogos que rara vez llegan a ninguna parte, más allá del enamoramiento romántico de las letras del autor/a o incluso del autor/a mismo.
Y en esa corriente de egos insatisfechos nos quedamos en el hecho de la chispa mágica que se crea entre creadores y recreadores, para olvidar la verdadera misión.
La misión que pienso deberíamos tener todos aquellos que de alguna manera tenemos la capacidad de comunicar.
Remover con ciencia (literaria en este caso), conciencias.
Aunar toda nuestra fuerza creativa para construir letras que vayan más allá de las ensoñaciones propias, imágenes evocaciones o metáforas.
Los que tenemos la capacidad de llegar a los corazones, no nos podemos quedar encerrados en nuestros egos.
Pensar. Escribir. Tomar parte.
Que nuestras sensibilidades unidas hagan de la palabra una transformación en escultura real, activa y palpable para el bien común.
No sé en qué movimiento literario estará enmarcado lo que acabo de insinuar veladamente.
Me da igual.
A la postre, creo que hay tantos como gentes que dedicamos nuestro tiempo a hacer malabares con las letras.
Si los del traje de mandar siguen campando a sus anchas
es porque les damos el poder de hacerlo mientras, embelesados, seguimos recreándonos en las profundidades abismales de nuestros propios ombligos.
Responsabilidad. Belleza. Compromiso. Unidad colectiva.
No deberían ser utopías.
Está en nuestras manos.
Sólo nos hace falta unir corazones y mentes, plumas y acciones.

DE LA SOLEDAD COMÚN

Surfeando entre poesías, 
cuentos, relatos,
prosas poéticas y prisas
veo corazones.
Corazones inquietos, yertos,
soñadores, voladores
con sífilis mental,
tristes, enamorados
o cantarines.
Pero también
huelo la soledad,
puedo percibirla
como alfombra persa delicada
que nadie se atreve a pisar.
Guerras mundiales, locales
particulares
maquillan rostros
con polvos de nostalgia
presente, pasada, futura.
Ríos de sentimientos
cuya única misión es
desembocar.
En mar abierto o de cristal.
En cascada, en charco.
Para que el sol los bese
y haga el milagro
de hacerlos volar,
y en nube convertidos
desplazarse lejos
al compás
de los cantos de sirena
que traiga el viento.
Desembocar
donde se pueda
pero hacerlo.
Soledad.
Necesidad de ser,
que los demás sepan
que somos.
Quién, no somos.
Refugio de sueños.
Trinchera entre amores.
Fiel amiga o cruel ejecutora.
Nido del primer aliento.
Voy fisgando
entre las letras
y la mayoría me dicen
cosas
que nunca han sido escritas.
Rebusco entre sustantivos
adjetivos y pronombres,
y encuentro corazones.
Siempre corazones.
Soledad.
Casi siempre soledad.
A veces surge una chispa
de luz, y sin saber
ni cómo
surge la magia
y después
la paz.

¿QUÉ SOY?

Hay algo que desde que soy madre de la segunda generación de mis hijos, me viene repateando los higadillos y las entretelas.
Tengo dos libros de familia diferentes. Uno para los mayores y su padre, y otro para los pequeños y su otro padre.
No soy madre soltera, porque los niños están reconocidos, ni pareja de hecho porque de hecho, no vivo con ninguno. Pero tampoco soy familia monoparental, porque en ciertas épocas del año, pasan el tiempo con ellos.
Judicialmente, tengo la custodia de los cuatro.
Entonces que me explique alguien por favor se lo pido : si a todos los he fabricado yo, con la inestimable ayuda de cuatro espermatozoides locos y aventureros que no miden más que la cabeza de un alfiler, y han pasado todos por el mismo túnel para ver la luz, además de tenerme alienada durante nueve meses cada uno, que multiplicado por cuatro, nos da la cifra exacta de tres años de embarazo más la suma de las cuatro depresiones post parto, crianza y demás fruslerías sin importancia como la pre adolescencia, adolescencia y adultescencia, ¿por qué demonios no tengo un solo libro? ¿ Es que no se dan cuenta que dos familias dan el doble de trabajo que una? (al menos mentalmente).
Luego encima viene lo de los apellidos. Que les pusimos primero el del padre, como ahora va y resulta que sólo se suele utilizar el primero, tengo dos hijos que si no lo sabe nadie, pudieran ser míos, o de cualquier otra. Más vale que al menos un aire a mí han sacao...
Con los pequeños es otra cosa, porque a parte de apellidarse diferente de mí y también de sus hermanos, son de color. De otro color, quiero decir. Uno de color marrón oscuro, y otro un poco más claro.
Cortao, y café con leche más o menos.
Claro, aquí directamente la gente me pregunta de dónde son, y cuando les digo que pamplonicas de pura cepa, me miran como si no les hubiera entendido y me repiten: no, que dónde han nacido.
Ahí viene cuando se lo repito, o según como me pillen les señalo directamente el chocho, y entonces se dan cuenta de que al menos un par de veces me acosté con un negro, y ahí ya hay diferentes tipos de mueca, que no me voy a parar ahora a describir. Depende del sexo y la edad de quien lo pregunte.
Total, que entre pitos y flautas (nunca mejor dicho), cada vez que llego a la estación con un uno rubio, otro moreno, otro marrón oscuro y otro marrón claro, y conmigo que soy blanca nuclear, que se apellidan distinto y con dos libros de familia, y un carnet de familia numerosa, les tengo que contar todo este rollo cuyo resultado es que me cortan a la mitad del relato, justo en todo el apogeo de las depresiones post parto, y me dejan subir, no sin antes lanzarme una expresión entre extrañeza, pena, y joder qué tía.
Resumiendo: Debería ser obligatorio poner primero el apellido de la madre, empezando por la simple razón de que la identidad de la madre no ha lugar a dudas.
Y siguiendo porque nos toca el trabajo más duro. Y eso también es así.
El otro día estuve en el registro civil, y me dieron la buena noticia de que los libros de familia van a desaparecer.
Que se va a funcionar a partir de Junio con las partidas de nacimiento.
Más bien..., ahora sólo tendré que viajar con sus cuatro partidas de nacimiento, y esperar que comprueben cada una con los datos que figuran en los cinco carnets de identidad y en el de familia numerosa.
Desde luego, yo no sé qué haríamos sin estos adelantos que nos trae la informática.
Es para quedarse pasmada.
Parece mentira, oye...
Con la ilusión que le haría a mi alter friego tener un librico con mi nombre en el centro, el de mis hijos con mi apellido debajo y los padres a diestra y siniestra, como la santísima trinidad.
... Qué cruz, madre mía, si lo sé, no tengo. ( libro de familia, digo...).

LOCURA GASTRONÓMICA

Hoy tengo espíritu de empanadilla. 
Rellena de vete a saber, 
y herméticamente cerrada. Crujiente por fuera y pastosa por dentro. Y no tengo ni idea de lo que le puede pasar a una empanadilla por la cabeza, debido a su sólido hermetismo.
Así que sintiéndolo mucho, voy a encender el fuego, a poner aceite en la sartén y a última hora, justo antes de que se incendie la casa, ya veré si me lanzo a freírme o
si cojo el extintor.
Que me van las emociones fuertes, pero con la edad cada vez menos.
Es más, igual me hago al vapor, o al horno, que es como más gradual.
Jamás pensé que tener espíritu de empanadilla fuera tan complicado como ser yo.
Si no, p'a rato...
(¿Y si me ultracongelo?)

DUERMEVELA

A veces sueño con flores,
y otras veo lágrimas
como centellas
atravesando caminos
de fría intransigencia
y odio.
A veces, el simple aleteo
de tus pestañas,
me sirve como brisa
que aleja el mal.
Y el fondo oscuro
de tus ojos
hace de colchón
en la caída libre
de mi memoria.
¿Hasta cuándo
estos besos presos?
¿Hasta cuándo
este dobladillo
de emociones sin pespunte,
sin hilván?
En el patrón de mi universo
hay piratas sin bajel,
 y versos sin cuartel y sin cuartilla.
Hay bocas que son ojales,
y botones que son lenguas.
Hay viejos reflejos
de icebergs
que aún no empiezan
a deshelar.
Y truchas asalmonadas
que en vez de nadar
vuelan.
A veces sueño tu piel
en partitura,
y la mía en pentagrama.
Cosquillas. Compases.
Silencios.
A veces, muchas veces,
me quedo dormida,
envuelta en tu aroma
de azahar,
mientras mis manos
te buscan
entre los huecos
sombreados
de esta primavera
que aparca en doble fila.
Corazón, sol. Brumas.
Nostalgias.

COMO UNA CHOTA

Me ha hablado al oído una chicharra y me ha dicho
que debería hacerme un chequeo. 

Parece que tengo los chacras descacharrados.
Y chica, no me he puesto a chillar.
He decidido hacer ganchillo
mientras ella chirriaba sus alas.
Menudo chollo.
Yo creo que está chocha
la muy chismosa.
De hecho, no hace mucho,
 se puso a cantar de noche
y organizó un bochinche
que acabó en salchucho.
La voy a mandar para casa,
que todavía le queda un trecho.
Y voy a fabricar una antorcha,
por si se le hace de noche.
 No sea que le pille un coche,
o que algún fantoche la achuche.
Me rechinan los dientes.
Igual sí que tengo algo chungo en los chacras
y al final me acaban chinchando.
Vaya con la chicharra.
Escuchar el mar dentro de una concha,
produce calma chicha.
No volveré a echar cuenta
a los chismes lunáticos
de la chicharra chistosa ésta.
Mejor toco el violonchelo.
Que es más chulo y no me achanta.