Siempre te amé, y pensé
que tú me correspondías.
Te creí.
Pregunto al aire, y quiero
que por una vez me digas,
cuándo dejaste de amarme.
¿Cómo no pude darme cuenta?
y me duele el corazón pensando
dónde se escondió nuestro amor.
Tú callas y otorgas.
Siempre el silencio como respuesta.
Me empeño en conseguir tu explicación…
Respondes con evasivas.
Quizás lo nuestro no fue amor.
Quizás, simple atracción.
Quizás, sólo un fantasma fuiste.
Oigo pajaricos cuchicheando al sol.
Veo baldosas de madera que me parecen
alfombras mágicas
y una cacatúa que sólo dice palabrotas.
A lo lejos unas palmeras
dicen adiós,
como si me conocieran
de algo...
Y más allá todavía, donde el cielo pierde su nombre,
un unicornio alado
me hace burla.
Perder la vida...
pensando sin hacer o haciendo sin pensar.
Ya no quedan ni príncipes, ni ranas.
Pero sí muchas princesas modernas y despistadas.
En vez de hacerme vieja,
me hago niña.
Invento pociones con palabras, calor,
agua, barro y aliento.
Y me divierto imaginando utopías que se hacen realidad:
Un delfín me arrastra entre las nubes y me ama,
A lo lejos unas palmeras
dicen adiós,
como si me conocieran
de algo...
Y más allá todavía, donde el cielo pierde su nombre,
un unicornio alado
me hace burla.
Perder la vida...
pensando sin hacer o haciendo sin pensar.
Ya no quedan ni príncipes, ni ranas.
Pero sí muchas princesas modernas y despistadas.
En vez de hacerme vieja,
me hago niña.
Invento pociones con palabras, calor,
agua, barro y aliento.
Y me divierto imaginando utopías que se hacen realidad:
Un delfín me arrastra entre las nubes y me ama,
aunque animal marino sea.
Y un huracán me envuelve
y me deposita,
suavemente mareada,
en cualquier otro sitio.
Me gusta el sol.
Y un huracán me envuelve
y me deposita,
suavemente mareada,
en cualquier otro sitio.
Me gusta el sol.