SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

domingo, 12 de febrero de 2017

A LA DERIVA

Vuelve a llover, es de noche y mi sombra se refleja en la gravilla,
 como si espejo oscuro fuera.
Todo está destruido.
Voy vagando sin rumbo aparente.
No me importa mi destino.
En realidad, ya no me importa nada.
Llueve mucho, y la espesa cortina de agua 

se aprecia perfectamente bajo la luz de las pocas farolas, 
que milagrosamente siguen en pie parpadeando, como incrédulas...
No hay nadie, parece una ciudad fantasma.
Sólo se oyen la lluvia y mis pasos casi arrítmicos.
El agua cala mi cara y se confunde 

con el mar salado de mis ojos. 
Después la ropa, los huesos y hasta el alma.
No sé donde estoy, sólo sigo a duras penas mi sombra mojada, 

y rezo para que este calvario termine cuanto antes.
Y pienso que los que murieron tuvieron suerte.
¿Quién iba a pensar que nos iba a tocar a nosotros?
Hace unos meses, tenía una vida, un trabajo, una familia, un futuro.
Hace unos meses yo era una persona.
Hoy, ya no tengo ni vida ni familia ni trabajo ni dignidad.

 Y mi futuro es tan incierto que no sé si llegaré a mañana
 o moriré esta misma noche. Ojalá...
Hoy, soy sólo el refugiado 27654 de cualquier guerra, 

en un país cualquiera del mundo.

Vuelve a llover, es de noche y mi sombra se refleja en la gravilla, como si espejo oscuro fuera.
Todo está destruido.
Voy vagando sin rumbo aparente.
No me importa mi destino.
En realidad, ya no me importa nada.
Llueve mucho, y la espesa cortina de agua se aprecia perfectamente bajo la luz de las pocas farolas, que milagrosamente siguen en pie parpadeando, como incrédulas...
No hay nadie, parece una ciudad fantasma.
Sólo se oyen la lluvia y mis pasos casi arrítmicos.
El agua cala mi cara y se confunde con el mar salado de mis ojos. Después la ropa, los huesos y hasta el alma.
No sé donde estoy, sólo sigo a duras penas mi sombra mojada, y rezo para que este calvario termine cuanto antes.
Y pienso que los que murieron tuvieron suerte.
¿Quién iba a pensar que nos iba a tocar a nosotros?
Hace unos meses, tenía una vida, un trabajo, una familia, un futuro.
Hace unos meses yo era una persona.
Hoy, ya no tengo ni vida ni familia ni trabajo ni dignidad. Y mi futuro es tan incierto que no sé si llegaré a mañana o moriré esta misma noche. Ojalá...
Hoy, soy sólo el refugiado 27654 de cualquier guerra, en un país cualquiera del mundo.

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