SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

viernes, 11 de abril de 2014

CRIMEN PERFECTO:CONFESIONES DE UNA ASESINA VII



Pamplona, a 12 de abril de 2014

Nada más salir del hospital he ido "pitando" para la estación de Renfe. Casi pierdo el tren. Estaba tan emocionada que no podía dejar de llorar. No recordaba haber tenido una sensación igual de felicidad desde el día que me dijeron que estaba embarazada... luego vino la desilusión, pero bueno, eso ya es harina de otro costal.
Y durante el trayecto me ha dado por preguntarme si lo que sentíamos Víctor y yo  se parecía en algo a lo que  había respirado en esa habitación, a pesar de los pesares. Me ha parecido que no, y más ganas de llorar que me han entrado. 
Mi compañera de viaje ya llevaba un rato mirándome de reojo, supongo que preguntándose qué demonios me pasaba. Era una mujer de unos setenta años muy bien puestos. Canosa, guapa, elegante.
Cuando he sacado como el décimo pañuelo para sonarme los mocos entre hipo e hipo, no ha podido aguantar más y me dice:
- Mira "michica", no tengo ni idea de porqué lloras, pero si esas lágrimas son por un hombre,  ya te las puedes ahorrar. Hazme caso. No merecen la pena. Ayyyyy, si yo tuviera tu edad ahora mismo no me casaba ni loca. Tú disfruta todo lo que puedas, hija, que en nada estás como yo y esto si que ya no tiene arreglo. LLevo cincuenta años con mi marido, y ahora encima está con la demencia senil y no hay quien lo aguante. Me voy a casa de mi hija a Madrid por no verlo... ¿quieres una pastica para pasar el mal trago? .-
No he sabido si mandarla a la mierda o darle un abrazo, así que  he terminado de sonarme los mocos, he cogido la pasta , le he dado las gracias y  por fin hemos llegado a Atocha. 
Estaba buena, la pasta ... tenía hambre.
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He entrado por la puerta del apartamento de Víctor sobre las cuatro y media. Me ha extrañado que no estuviera esperándome en calzoncillos y con el tallo de una rosa entre los dientes apoyado en la columna, como suele ser su costumbre. Cada vez que lo veo de esa guisa es que me meo de risa. Y claro, luego pasa lo que pasa...
En otro momento me hubiera cabreado, pero casi que he agradecido su ausencia. El horno no está precisamente para bollos. Así que me he metido un rato en el hidromasaje y ahora me voy a echar una siesta mientras aparece o no.
Pero imposible dormir, oye ... porque de repente me he acordado del montón de pastillas que le han dado a Alba.
En la cárcel sólo le daban somníferos cuando ella lo solicitaba, que no era siempre. Pero bueno, supongo que serán para equilibrarle los leucocitos o algo de eso.
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Estoy preocupada. Víctor no contesta al móvil. Son las nueve y media .
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Ya son las 12 . Y nada. Le he llamado mil veces. Desconectado o fuera de cobertura.
He hecho un bizcocho, he visto sexo en Nueva York, me he mordido todas las uñas y ya no sé qué pensar.
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3.45 am: Víctor acaba de llamarme . Dice que está en Cuenca , trabajando con su defendido porque tienen juicio el lunes. -Te amo, te veo el fin de semana que viene, ratita. -
¿Ratita? ,¿un juicio en Cuenca? ... no sé, pero a mí esto me huele a chamusquina. 
Ratita.
Eso no me lo ha dicho en la vida. Menudo mosqueo. Pues que te den,"ratón", el fin de semana que viene lo mismo me quedo en Pamplona.

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