Cárcel de Pamplona, a
23 de octubre de 2013
Es el segundo día de entrevistas con Alba. El tiempo desde
la última se me ha hecho eterno. Entra en la sala calmada, pero seria. Se
sienta en la silla y la esposan. Pregunto a la funcionaria si no pueden dejarla
sin ellas. Contesta que no: son las normas.
- No te preocupes -dice ella- ¿empezamos?.
Asiento con la cabeza y damos comienzo a la segunda ronda de
preguntas.
PREGUNTA:
- ¿Cómo te sientes después de haberme contado todo lo que me
referiste el último día que nos vimos?
RESPUESTA:
- (Piensa) Es raro... nunca le había contado esto a nadie.
Es una sensación entre liberación y... me siento muy culpable. Por eso estoy
aquí...
PREGUNTA:
- ¿Ha habido algún momento en tu vida en el que te hayas
sentido feliz?
REPUESTA:
- Cuando mi padre "se fue" (en ese instante su
cara se relaja, parece que le asoma un atisbo de sonrisa). Mi madre no volvió a
beber y su carácter cambió como de la noche a la mañana. Se convirtió en esa
madre que yo tanto había soñado tener. Encontró un trabajo de asistenta, y
también a un buen hombre que nos quería y cuidaba a las dos. Mateo.
Era empresario. Nos fuimos a vivir con él a Gorraiz. Cambié
de colegio y me inventé un pasado nuevo donde Mateo era mi verdadero padre. Es
lo que quería creer y lo que hice creer a todos (para, medita y sonríe
irónicamente. No alcanzo a captar porqué). Fue
como... volver a nacer.
PREGUNTA:
- ¿Recuerdas algún momento concreto?
RESPUESTA:
- El día de mi 15 cumpleaños.
PREGUNTA:
- ¿Qué pasó ese día?
RESPUESTA:
- Mi madre y Mateo me prepararon la mejor fiesta del mundo.
Invité a toda mi clase del instituto. Incluso a una tía muy rara que había
venido nueva días atrás. No me daba muy
buenas vibraciones, pero como era muy tímida, de alguna manera me sentí
identificada con ella y la invité.
Pocos días antes la policía había llamado a mi madre. Al
parecer el perro de un paseante había desenterrado unos restos en San
Cristóbal. Encontraron también un arma blanca de grandes dimensiones junto al
cadáver, pero sin huellas, ya que llevaba 6 años a la intemperie. Tras las
pruebas pertinentes habían identificado el cadáver como el de mi padre.
Supusieron que era un ajuste de cuentas dado los antecedentes y su carácter
agresivo. Cerraron el caso sin más.
PREGUNTA:
- ¿Qué sentiste cuando tu madre te dió la noticia?
RESPUESTA:
- ...Como si un gran peso cayera desde mis espaldas al suelo...
nunca más volvimos a mencionar el "incidente". Por fin mi padre
estaba muerto y enterrado oficialmente. Y nosotras fuera de toda sospecha. Fue
genial sentirse así.
PREGUNTA:
- Estábamos hablando del día de tu cumpleaños ¿Cómo fue
aquella fiesta?
RESPUESTA:
- Estábamos todos bailando animadamente cuando el novio de
mi madre dijo a los músicos que tocaran una pieza especial, la hizo subir al
escenario y le pregunto si quería casarse con él; a lo que ella emocionada
respondió que sí. Y se abrazaron y fundieron en un beso interminable que fue
acompañado por los aplausos y "vivan los novios" de todos los
presentes.
Creo que me alegré por ella, aunque me dio como un escalofrío
justo en el momento después del anuncio.
Me fijé que "la nueva" estaba discutiendo con
alguien y me acerque hacia donde estaba para pedirle que se calmara, pero no
había manera. Decía que alguien la había insultado y que eramos todos unos
"putos pijos de mierda".
Le dije que se fuera, que no quería malos rollos, que era mi
fiesta y no iba a dejar que nadie la arruinara. Y menos ella. Se quedó mirándome
fijamente y dijo que sí, que se iría... pero que no me pasara de lista porque
lo sabía todo “- ¡Bastarda! -“ dijo a pleno grito y se marchó.
Yo disimulé y mentí hasta que la fiesta se acabó. Mis amigos
me preguntaban porqué me habría dicho bastarda. Yo les dije (era verdad) que me
había enterado de que estaba recibiendo asistencia psiquiátrica porque en su instituto anterior la acosaban. Y
que había intentado suicidarse varias veces (mentira). Que no sabía... que
estaría flipando con algún pastillazo de esos que les dan.
No sé si se estaría tirando un farol o si realmente sabía algo, pero en cuanto dijo aquella palabra, empecé a
obsesionarme con su persona.
PREGUNTA:
- ¿Por qué?
RESPUESTA:
- Siempre que pasaba delante de mí, me miraba y decía esa
palabra pero sin voz. Sólo moviendo los labios. "Bastarda". Parecía que a la
gente empezaba a caerle bien y eso a mí me molestaba, aunque no dejaba que
nadie se diera cuenta. Empecé a odiarla
a más no poder. Me daban ganas de matarla.
PREGUNTA:
- ¿Hubo boda por fin?
RESPUESTA:
- Sí. Mi madre y Mateo se casaron unos meses después. Un día fuimos a comer a
un sitio muy elegante y me explicaron que estábamos allí porque teníamos algo
que celebrar: Ellos iban a ser padres y yo iba
a tener un hermanito. O hermanita.
PREGUNTA:
- ¿Y cómo te cayó la noticia?
RESPUESTA:
- Ni bien, ni mal. En realidad ellos llevaban su vida y yo
hacía más o menos lo que quería, así que todo estaba tranquilo.
PREGUNTA:
- ¿Qué tal fueron las cosas en tu casa durante el embarazo?
RESPUESTA:
- La verdad es que
fue bastante penoso. Pasaba ya de los cuarenta y se pasaba el día
vomitando y quejándose de la espalda y
de la de veces que tenía que ir al baño durante el día o la noche. A Mateo
empezó a agriarsele el carácter y yo intentaba pasar todas las horas que podía
fuera de casa.
Salía pronto y llegaba lo más tarde posible. Les decía
cualquier excusa y ellos confiaban en mí. Hacía lo que me daba la gana. (Hace
una larga pausa ensimismada y sigue) parece que no estuviera conmigo.
Una noche mientras dormía empecé a soñar que me ahogaba y no
podía respirar. Como si tuviera la boca llena de comida y el aire no pudiera
pasar. Y cuando conseguí abrir los ojos me encontré con los huevos de Mateo en
mi barbilla y su pene erecto metido entero en mi boca.
Me lo quité de encima como pude, llorando y él me tapaba la
boca y me decía que no gritara, que lo íbamos a pasar bien, que me quería
mucho, que siempre me había querido.
Y me violó. Y dijo que si mi madre se enteraba de algo nos
mataría a las dos.
PREGUNTA:
- ¿Y qué pasó después?
RESPUESTA:
- Me sentía sucia y estuve bajo la ducha durante un rato muy largo. Froté hasta quedarme casi sin piel, pero no conseguí quitarme de encima esa sensación de suciedad. Salí de casa sin rumbo fijo... y me encontré con una amiga que se dió cuenta enseguida de que estaba mal, y me propuso que fuéramos a su casa a emborracharnos. Bebimos, le dije que me había dejado mi chico...
Al día siguiente cuando llegué al instituto "la nueva" pasó a mi lado e hizo lo de siempre: "bastarda". Y se fue sonriendo y charlando con sus amigas. En ese mismo momento decidí que iba a matarla. Estaba fuera de mí.
Al día siguiente cuando llegué al instituto "la nueva" pasó a mi lado e hizo lo de siempre: "bastarda". Y se fue sonriendo y charlando con sus amigas. En ese mismo momento decidí que iba a matarla. Estaba fuera de mí.
Los días siguientes intenté acercarme a ella a través de
amigos comunes. Conseguí su e-mail y le mandé un mensaje pidiéndole disculpas
por haberla echado de mi fiesta de tan mala manera. Le dije que me gustaría
empezar de cero, que creía que era simpática y que me caía bien.
PREGUNTA:
- ¿Funcionó?
RESPUESTA:
- Funcionó... Nos hicimos las "mejores amigas". No
se dió cuenta de nada... era una gilipollas.
PREGUNTA:
- Y decidiste quitarle la vida...
RESPUESTA:
- Una noche nos fuimos de marcha. Yo le había dicho a ver si
podía traer alguna de sus pastillas para mezclarlas con alcohol y alucinar un
rato. Le pareció bien y las trajo. Fuimos a unos jardines apartados y empezamos
a beber. En realidad sólo ella, porque en cuanto se daba la vuelta yo tiraba mi
bebida en la hierba. Esperé a que estuviera bastante perjudicada, le pedí que sacara las pastillas y le animé a
comerse una detrás de otra hasta que acabó con toda la tableta y yo me fuí
cuidando de no dejar rastro alguno. Se puso a llover a mares. La "suerte" jugó otra vez a mi favor.
Al día siguiente salió la noticia en los periódicos de que
habían encontrado a una joven muerta en un parque apartado. Los forenses habían
determinado que la causa de la muerte había sido el suicidio, llevado a cabo
con una ingesta masiva de pastillas llamadas diazepam que le habían sido
prescritas por su médico para facilitarle las largas noches de insomnio que por lo visto venía padeciendo desde unos años atrás.
Otra vez caso
cerrado. Hice lo que tenía que hacer. Hija de puta...
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Dejamos aquí la entrevista. Se acabó el tiempo por hoy.
Estoy impresionada. No parece la misma. Hoy es la primera vez que he visto odio en
su mirada y se me han puesto los pelos de punta. La funcionaria ha soltado las
esposas de la silla, se las ha puesto y se ha ido sin despedirse. Sin mirar
atrás. Todavía tengo la carne de gallina.
No pares, sigue, sigue:-)
ResponderEliminarestá entretenidísimo!!! ¿¿Cuándo es la siguiente??
ResponderEliminarHoy a la diez.Es todo lo que tengo escrito, no sé si dejarlo ahí, o seguir haciendo la entrevista virtual con preguntas hechas por los lectores ... ¿cómo lo véis?
ResponderEliminarSigo queriendo saber más!!! Y no puedo dejar de sentir lástima por ella en vez de por las víctimas (sé que ha matado, pero... vaya vida, ¿no?)
ResponderEliminarPodría leerte durante horas... ¡¡esto va muy lento!! ¡Jeje! Gracias.
Pues tía, ponte las pilas, que nos tienes en ascuas! jejeje habrá que seguir la blogonovela!
ResponderEliminarpropongo un juego interactivo entre lectores y aspirante a escritora.(últimamente me está entrando un complejo de aspiradora quepaqué).
ResponderEliminarAunque el texto inicial termina con la entrevista de hoy,quedan muchas preguntas en el aire al menos a mí. El experimento consiste en hacer una colaboración: los lectores proponéis cuestiones pendientes y yo se las traslado en mi próxima visita.
...sin que se entere de que son vuestras,claro jajaja... que una tiene su ego (aunque no sabe dónde).
ResponderEliminarun ego? ja! y 5 o 6 tambien :P
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