SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

sábado, 31 de agosto de 2013

VENTOLERAS

Llevaba ya largo rato dándole vueltas a la cabeza pensando sobre el amor, la frustración ,las metas o la disciplina. Cualquier cosa que alejara de mí esa sensación de vacío que de pronto llenaba todo mi ser hasta dolerme en lo más hondo. Y recordé paisajes otoñales teñidos de ocres y amarillo. Nunca me acuerdo de  que en otoño también existe el verde peremne.
La pregunta era sencilla : qué quiero realmente? Lo que me inquietaba era la respuesta. porque lo único que me apetecía en ese mismo instante era salir en medio de la noche y caminar sin parar. Sin rumbo. Sin metas. Sin disciplina. Sin nada.
Y fue exactamente lo que hice.Cogí mi bolso y bajé rápida las escaleras temiendo que si me paraba volvería atrás como tantas otras veces. Así que no me paré.
No puedo describir lo que supuso para mí escuchar la puerta del portal cerrarse tras mi paso. Ese sonido tan familiar de pronto me pareció solemne.



Me detuve tres segundos a pensar para dónde iba y decidí pasear hacia la orilla del río. Quería escuchar el rumor del agua resbalando sobre la rocas dejándose llevar por la corriente. Era como una necesidad imperiosa. Como si de alguna forma quisiera que también la corriente me arrastrara a mí con ella...
Bajé por una vereda que llegaba justo hasta la orilla, y me senté en  unas antiguas escaleras que antaño habían hecho de embarcadero.
No habían pasao ni diez minutos, y ya estaba sentada otra vez. Había cambiao de opinión en menos de diez minutos. Ya no quería caminar. Sólo escuchar el rumor del agua. - Así es imposible averiguar lo que quiero - me dije - y allí me quedé absorta .  

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