Si aprendiéramos trigonometria de las relaciones, alquimia del alma y
la propiedad conmutativa del amor, elevaríamos nuestras capacidades a la
enésima potencia.
Entonces sabríamos diferenciar el seno y el coseno sin perdernos en la tangente.
Multiplicaríamos los momentos felices y la división sólo tendría lugar si fuera para repartir.
Si aprendiéramos el auténtico alcance de las palabras leeríamos y
escucharíamos más y seguramente hablaríamos menos y más acertado.
Si supiéramos geografía interna no habría naturalezas muertas.
Si fuésemos el verbo ser en toda su extensión, la palabra conquista sólo cabría en uno mismo.
Si todo eso fuese así sabríamos el significado exacto del sentimiento más importante.
Del que parece que se diluye entre soledades encontradas y guerras de poder.
Del único capaz de hacer que la esperanza cabalgue a través de tantos desiertos poblados de muerte y desolación.
Si dejáramos que reinara el humano y no sólo el ser...
Otra cosica seríA
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