Resulta que una, deseando olvidar el último año fatídico y con el ánimo
de hacer algo personal para que cambie la racha, decide regalarse un
cambio de look.
Y ponerse la mata en plan oveja descarriada. Eso le
dije a la peluquera. Descarriada no. Sólo oveja. Y me miraba entre
divertida y atónita.
No daba crédito la pobre. Sólo porque le dije que me pusiera todos los bigudíes distintos y sin un orden concreto.
Al final conseguí convencerla para que se dejara llevar y las dos quedamos contentas.
Total que llego a casa. Yo esperando que me vieran, impaciente. Me sentía por lo menos como Miss... mi hogar. Qué sensación...
Llega el primero. No dice nada. Venga hacer aspavientos y moviendo
exageradamente la cabeza, y cuando consigo que me mire por fin se queda
todo serio y me dice:
- joder, tía, vaya pelos! Parece que te acabas de levantar.-
Llega el segundo y me dice que no quiere herir mis sentimientos, pero que le gustaba más antes. Que parezco una oveja.
Vamos mejorando.
El tercero me dice directamente que no le gusta y el cuarto que le gusta sólo la parte de atrás porque no tiene cara.
Notejode...
Así que nada. Cuando me veáis podéis ser sinceros sin ningún problema.
Después de este entrenamiento nadie logrará convencerme de que no estoy guapa en mi versión oveja descarriada.
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