La virgen se estaba lavando en el camino que lleva a Belén. Bajó hasta
el valle que la nieve cubrió, y se tapó con dos cortinas que debió
encontrar por ahí.
Mientras tanto los pastorcillos querían ver a su
rey al igual que las muñecas de famosa que se dirigían al portal campana
sobre campana.
Algunos llevaban regalos en su zurrón mientras yo me remendaba.
Me remendé o me eché un remiendo, que viene a ser lo mismo pero después
me lo quité y me quedé como estaba: y sobre campana, una.- A Belén
pastores!, a Belén chiquillos! - me cogí un cabreo que ni sé... Luego
ya, ropoponpón paquí, ropopopón payá se me pasó un poco y pensé que era
mejor que la marimorena andara varias veces. Como sólo anda en
nochebuena...
Al final decidimos hacer la muralla juntando todas las
manos e irnos todos hasta Italia luciendo jerseys a rayas, pero pasando
de la mafia.
Más que todo para bañarnos en la playa.
Pero no
llegamos porque nos quedamos anonadados intentando averiguar cómo es
posible que los peces beban dentro del río y disfrutando de los
agradables vapores del retropaladar afrutado y espiritoso del Lambrusco.
P'habernos ahogao!
Buenas noches de jazz y de amor aunque el claro sol no brille ya. Feliz realidad...
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