Y vuelve a llegar la noche con su soledad implacable. Siempre a las
mismas horas. En ese silencio donde se puede oir revolotear a los
espíritus. Pienso: si no puedes con el enemigo únete a él. Es lo que
suelo hacer de día. Intentar alentar este desaliento... Pero es que sale
la luna, llega el silencio y ya no hay quien me ponga de acuerdo los
chacras. Se ponen a bailar con los espíritus por la sala y halaaaaa!!!
Otra noche loca... Y mira que les tengo dicho que tanta noche disoluta les acabará pasando factura... Pero nada.
El rumor del coche que pasa a lo lejos. La nevera que suena igualico
que un Ferrari, y si me fijo bien hasta las conexiones eléctricas de mis
neuronas puedo escuchar. Mierda. No.. Qué mierda. Con la de viajes
bonitos que tengo yo en mi cabeza... Con la cantidad de gente que me
gustaría ver, volver a ver y abrazar. Con lo bien que a veces me imagino
el sol en los días de lluvia...
Pero cada hoy llega la noche y cada
noche me muero un poquitín. Sóloespero que esto sea como las hojas que
se caen para dejar paso a los nuevos brotes. Porque si no, aunque mida
un metro ochenta, poquitín a poquitín me voy a acabar en un pispás. Y no
es plan. Que no tengo el shosho pa farolillos...
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