A veces intento agarrar el tiempo, pero veo cómo se me escapa entre los
dedos sin que me de lugar a alcanzarlo. Más o menos como intentar coger
una mosca al vuelo. Una total gilipollez, vaya.
A quién se le ocurre intentar cazar a ese, que es como un torbellino que nunca se detiene...
Así que he decidido ligármelo. A grandes males grandes remedios.
Primero me haré un rato la encontradiza y cuando haya captao su atención bien captada, le demostraré mi desdén más absoluto.
Ahora: si le molo y se me quiere arrimar, tendrá que ser bajo mis
reglas. Y la primera será que haga lo que le de la gana, siempre que no
me afecte.
Y si no le molo por desdeñosa que me deje en paz. Él por su camino y yo por el mío.
Porque es que yo creo que estas cosas hay que atajarlas así: sin pérdida de lapso, época, era, lustro...
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