Llevamos toda la vida oyendo cómo publicidad y sociedad en general
incluida en algunos casos la familia, nos venden que el día de la boda
de una es el día más feliz de la vida de ella misma.
Así que nos
pasamos media infancia y adolescencia y juventud y adultescencia en
algunos casos pensando que si quieres pasar aunque sea una vez en la
vida el día más feliz del mundo universal, necesitas a un alguien que
parece que encima tiene que coincidir exactamente la mitad que te falta.
Porque resulta que en realidad sólo eres media parte de un todo
que sin la otra parte es como un jardín sin flores. Como una margarita
sin pétalos. Como un cardo borriquero que a la postre no es cardo ni
borriquero.
Y además por pura ilógica esta persona, con lo grande
que es el mundo y la de gente que hay en total, resulta que es posible
que pertenezca a tu entorno más cercano a no ser que seas una aficionada
a los viajes.
Y lo mal que se siente una pensando que es sólo la mitad de algo que te falta.
Digo yo que por esta regla de tres, en mi caso no hubiera tenido un día más feliz de mi vida nunca.
Por eso sé que es trola.
Más vale que me di cuenta a tiempo, cuando me empezó a pasar que cada
tres años más o menos mi media naranja de turno ,no se porqué , se había
convertido tampoco sé cómo en mandarina y como ya la cosa no resultaba
complementaria, vuelta a buscar otra vez.
Hasta que me cansé de conocer diferentes variedades unas más cítricas que otras y decidí ir al oculista.
Era miopía en un ojo y astigmatismo en el otro, mezclado con soledad suprema.
En cuanto me puse las gafas me di cuenta: las acideces no me sientan bien.
Así que empecé a pensar que igual yo tenía la horrible deformidad de
haber nacido entera. Siendo las dos mitades una sola. Sin partir ni
nada.
Decidí también que si me sentía sola sería porque no conocía a la otra parte de mi misma.
Lo medité un rato y me di la razón. La verdad es que fue un palo bastante gordo que me costó asimilar.
Sobre todo porque como llevaba toda la vida pensando que era media,
ahora tendría que descubrir quién era la otra media. Y a saber qué me
iba a encontrar!... Menudo trabajito. Con lo poco que me gustan los
cambios.
Pero qué le vamos a hacer, pensé, no me queda más remedio
que averiguar quién es la que falta y después ver cómo nos llevamos ...
Porque la que ya conocía tenía un carácter huraño y bastante lánguido
triste e insoportable.
Así que me puse manos a la obra. Por cierto, obra que parece que no se acaba nunca.
Claro, como empecé con tantos años de retraso... Normal.
No veáis qué paciencia.
Lo mejor de todo es que mientras estaba investigándome he descubierto
que soy hija, hermana, prima, tía, madre, amiga, payasa, tocadora de
guitarra y aspirante a cantante a la par que escribiente y ser viviente y
creativo, equilibrista, economista y amante del arte en general y hasta
de las hormigas. Todo eso.
Y que eso son muuucho más de dos mitades.
Mientras llegaba a estas conclusiones también me ha dao tiempo a tener
cuatro hijos que, aunque de vez en cuando demandan que los reabsorba,
me aportan cierto grado de felicidad momentánea que sumado a los demás
ratos de paz que me dan mis otras facetas dan el resultado de que he
disfrutado al menos de una semana más feliz de mi vida y si me estiro
diría que hasta más de un mes o tres.
No me acuerdo exactamente, pero es cosa que no puede decir cualquiera.
Ahí queda eso.
A buenos entendedores pocas palabras bastan.wink emoticon
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