SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

sábado, 20 de febrero de 2016

LA HORA BATAMANTA

Sentada sola en el sofá tapada hasta el sobaquillo con la batamanta, vuelvo a encontrarme conmigo como cada noche. Y las palabras flotan alrededor de mi cabeza insomne bailando una danza tribal. Tambores.
Sentimientos, sensaciones, silencios callados a gritos.
Empiezo a darme cuenta de que mi objetivo de que ser, estar y parecer coincidan en mí a la vez está más cerca.
Escucho risas en la calle. Son risas cómplices. Un hombre y una mujer. Es agradable sentir que alguien, aunque sea sólo por un momento es recorrido por un rayo de felicidad instantánea que lo traspasa hasta salir por su garganta y su boca transformado en sonido simpático.
No sé quién son, no los conozco de nada. Sin embargo su alegría voladora me ha hecho sonreír. Y ni se han dao cuenta.
Este es el efecto mágico de la felicidad. Se transmite aunque no queramos y un sólo segundo puede hacer un efecto multiplicador mucho más beneficioso que la mejor de las medicinas.
Y más, me paro un último segundo a pensar y me doy cuenta de que... SONREÍR ES GRATIS!!!. Ahí lo dejo... No hace falta ser muy listos.
Y ahora ya ez hoda de que me vadia moddiendo la lenga, que ji no me degvelo y luego no me duedmo.
Hada, pued, buednas noshez a tdoded.

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