Sentada sola en el sofá tapada hasta el sobaquillo con la batamanta,
vuelvo a encontrarme conmigo como cada noche. Y las palabras flotan
alrededor de mi cabeza insomne bailando una danza tribal. Tambores.
Sentimientos, sensaciones, silencios callados a gritos.
Empiezo a darme cuenta de que mi objetivo de que ser, estar y parecer coincidan en mí a la vez está más cerca.
Escucho risas en la calle. Son risas cómplices. Un hombre y una mujer.
Es agradable sentir que alguien, aunque sea sólo por un momento es
recorrido por un rayo de felicidad instantánea que lo traspasa hasta
salir por su garganta y su boca transformado en sonido simpático.
No sé quién son, no los conozco de nada. Sin embargo su alegría voladora me ha hecho sonreír. Y ni se han dao cuenta.
Este es el efecto mágico de la felicidad. Se transmite aunque no
queramos y un sólo segundo puede hacer un efecto multiplicador mucho más
beneficioso que la mejor de las medicinas.
Y más, me paro un último
segundo a pensar y me doy cuenta de que... SONREÍR ES GRATIS!!!. Ahí lo
dejo... No hace falta ser muy listos.
Y ahora ya ez hoda de que me vadia moddiendo la lenga, que ji no me degvelo y luego no me duedmo.
Hada, pued, buednas noshez a tdoded.
No hay comentarios:
Publicar un comentario