SOLILOQIOS DE UNA BEASTRUZ PERDIDA EN TERRANOVA

lunes, 22 de febrero de 2016

LA LECHUZA BLANCA

Regresaba por aquella vereda con la intención de atajar el camino hasta su casa que estaba bastante apartada del pueblo. Estaba rodeada de árboles, arbustos y matas y aunque el viaje se acortaba bastante había una especie de intuición extraña que le impedía pasar por allí.
Pero aquel día fue uno de esos en los que la vida decide hacerte sentir perdido, así que en esa situación solucionó que puestos a perderse, hoy cogería ese atajo que de pronto sentía ganas de descubrir.
Y se adentró en el estrecho sendero y vio que había una lechuza blanca en un árbol que se iba desplazando de rama en rama siguiendo sus pasos. Cuando llegaba al final del camino se paró y la observó durante un rato largo.
La lechuza le preguntó qué estaba mirando y él no supo qué contestar. Debió quedarse tan blanco como ella.
Dice que cree que después se desmayó, pero que antes de recobrar la conciencia le pareció escuchar algo que lo dejó pensativo durante varios días:
Lo mejor de estar perdido es todo lo que te pasa mientras te encuentras o no y lo mejor para no perderse es reconocerse en los demás. Así siempre sabrás dónde estás ...

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